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Destrozos

con la mucha gente que de la huerta habia acudido; las calles ademas angostas, altas las casas y endebles , pocos los sótanos. No cesó despues el bombardeo: en los dias 7 y 8 fueron los destrozos muy grandes. Depósito aquella ciudad muchas preciosidades y rica sobre todo en letras y bellas artes, pereció la biblioteca arzobispal y la de la universidad y con esta manuscritos de gran estima recogidos por el docto Don Francisco Perez Bayer, su principal fundador. Así en un instante arrasa la guerra y convierte en polvo lo que ha producido en siglos el ingenio, el talento, ó la asidua laboriosidad.

Tibieza de Blake para ànimar á los habi

Consoláronse á lo menos hasta cierto punto de tamaña ruina el político, el guerrero y aun el literato, con tal que en cambio se hubiesen podido sacar de la defensa ejemplos vivos que instruyesen á la mocedad y realzasen las glorias de la nacion. Mas Blake si habia andado perdido en las operaciones meramente militares, no era de esperar se mostrase mas bien encaminado en las luchas populares, en las de calles y casas, á semejanza de la inmortal Zaragoza. Iba con su anterior carrera la primera clase de peleas, oponíase la segunda. Para esta ademas necesitase fuego y ardiente inspiracion que solo da naturaleza, y no suplen el saber adquirido ni el mas acendrado honor.

tantes.

En nada babia Don Joaquin Blake levantado el ánimo de los habitantes, habíale mas bien amortiguado. En nada tampoco habia dado indicio de querer defender lo interior de la ciudad, pues no solo, segun poco ha hemos visto, escaseaban abrigos contra la caida y esplosion de los proyectiles, sino que tampoco se habian cortado las calles ni atronerado las casas, ni adoptado ninguno de los muchos medios que el arte y la práctica enseñan en tales

casos.

Desecha Blake la propuesta de rendirse.

No obstante Don Joaquin Blake desechó el 6 la propuesta que de rendirse le hizo el mariscal Suchet. Entre tanto el estrago y lástimas crecian, y se presentaron al general en gefe dos diputaciones, una de la comision de partido, y otra á nombre del pueblo, para que capitulase. Respetó Blake á estos emisarios. No ast á otros que de tropel acudieron á su casa, pidiendo que continuase la defensa. De ellos retuvo el general presos á algunos que subieron á su habitacion, y capitaneaban la multitud. El disenso por tanto era grande: tuvo Blake que llamar tropa para apaciguar á los alborotados y dispersarlos. Con esto acabó toda oposicion y pudo el general disponer á su arbitrio de la suerte de Valencia.

Division en el modo de sentir de los habitantes.

Era cada vez mas crítica la situacion de la plaza. Estado crítico de Los enemigos al favor de las cercas y las casas consla plaza. truian sus baterías muy inmediatas. Habíanse establecido en los ar

rables de Ruzafa, San Vicente y Cuarte; la toma de este convento de Santa Ursula costòles sangre. En ciertos parages disy la del taban los sitiadores de 15 á 20 varas del muro, cuyo espesor era de solos 10 pies con endeble parapeto y almenas, el foso angosto, la artillería colocada sobre tablados sostenidos por fuertes pies derechos. Sin embargo Zayas prosiguió defendiendo con vigor la puerta de San Vicente, siendo aquel general el único que hacia aquella entrada preparó para la resistencia interior las calles vecinas. Inutilizó tambien una mina de los enemigos, quienes entonces dirigieron sus trabajos contra una convexidad mas desamparada que forma la muralla entre la puerta de Cuarte y la mencionada de San Vicente.

Cinco baterías nuevas habian los sitiadores construido y armado sin que los nuestros pudiesen contraponer cosa de importancia á tantos fuegos. Amenazaban ya estos abrir brecha, cuando en la tarde del 8 envió Blake al campo enemigo oficiales que prometiesen de su parte capitular bajo la condicion de que se le dejaria evacuar la ciudad con todo su ejército, armas y bagajes, y retirarse á Alicante y Cartagena. Desechó Suchet la propuesta, y en su lugar fijó los artículos de una capitulacion pura y secilla, con el aditamento de canjear 2000 hombres por otros tantos de los prisioneros Disienten los que hubiese en la isla de la Cabrera, ú otras partes. Reunió entonces Blake un consejo de guerra asistieron 12 gefes. Los pareceres fueron discordes, queriendo unos aceptar las proposiciones de Suchet, y otros no. En realidad era ya infructuosa toda resistencia, fuese militar, fuese de pueblo; la una no la consentia la naturaleza de la plaza, no estaba preparada la otra.

jefes acerca de

tratar

enemigo.

con el

el 9.

á

que

Capitula Blake Decidióse Don Joaquin Blake á admitir la capitulacion. Porella debian los enemigos respetar la religion y proteger las propiedades y á los habitantes, no permitir pesquisa alguna en cuanto á lo pasado, y conceder tres meses de término á los que quisiesen abandonar la ciudad con sus bienes familia. Otorgábase al ejército salir con los honores de la guerra por la puerta de Serranos, conservando los oficiales las espadas, caballos y equipages, y los soldados las mochilas. Tambien se convino en el cange propuesto.

y

Firmóse la capitulacion en 9 de enero, en cuyo dia ocuparon los enemigos la puerta del Mar y la ciudadela. Al siguiente salieron para Francia los españoles prisioneros junto con D. Joaquin Blake. El número de ellos inclusos los 2000 destinados para el canje que fueron camino de Alcira, le hacen subir los franceses á 18,219 hombres: cuenta que nos parece exagerada si no en la suma paisanos armados. De gente reglada pueden en verdad se comprenden computarse unos 16,000. No se verificó el canje ajustado, por no haber consentido en él la regencia del reino.

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Hasta el 14 no hizo su entrada en Valencia el mariscal Suchet. Hízola con gran pompa y acompañado

Entra Suchet en

Valencia.

Blake.

de la mayor parte de sus tropas por la puerta de San José, al mismo tiempo que con el resto de ellas penetró por la de San Vicente el general Reille. Quedó nombrado gobernador el general Robert. Concluida que fue la capitulacion ansió por alejarse de Valencia Don Joaquin Blake. Obraba en ello con prudente mesura. El estado á que se hallaba reducido aparecia harto deplorable para que no quisiera apartarse cuanto antes del teatro infausto en donde acababan de tener fatal deseulace sus casi continuas y lastimosas desventuras. Hombre recto é ilustrado, propio para dirigir en tiempos tranquilos las tareas de un estado mayor, carecia Blake de las prendas que componen la esencia del verdadero general en gefe, las cuales, como decia Napoleon á ciertos oficiales rusos, no se adquieren con la mera lectura de autores militares. Aferrado Blake en su opinion uo sacaba fruto ni de las lecciones que le suministraba su propia y larga esperiencia. Los muchos desastres que empañaron el brillo de su carrera descubren tambien lo siniestra que le fue siempre la fortuna. Grave perjuicio en un general por la desconfianza que en los otros y en si mismo infunde, y que ha dado ocasion á que escritores de peso y Ciceron* entre ellos señalen como una de las calidades principales de un gran capitan la de la felicidad. Luego que llegó á Francia Don Joaquin Blake, le encerraron en Vincennes cerca de Paris, lo mismo que habian hecho con Palafox y otros españoles distinguidos. ¡Injusto y bárbaro procedimiento! Alli hubiera aquel general finado quizá sus días sin los sucesos de 1814. Antevia lo que le aguardaba, cuando, dando parte á la regencia del reino de la capitulacion de Valencia, decia: «Por lo que á mi toca.... miro como determinada la << suerte de toda mi vida, y asi en el momento de mi expatriacion, « que es un equivalente á la muerte, ruego encarecidamente á << vuestra alteza, que si mis servicios pueden haber sido gratos á » la patria, y no hubiesen desmerecido hasta ahora, se digne to« mar bajo su protección á mi dilatada familia.» Palabras muy sentidas que aun entonces produjeron favorable efecto, viniendo de un varon que, en medio de sus errores é infortunios, habia constantemente seguido la buena causa, que dejaba pobre y como en desamparo á su tierna y numerosa prole, y que resplandecia en muchas y privadas virtudes.

!

(* Ap. n. 4. )

Parte que

da.

Recompensas de Napoleon á Suchet y á su ejército.

Si por nuestro lado con la caida de Valencia abundaron solo las lágrimas, se manifestaron por el de los franceses sumas las alegrías, y se derramaron con largueza gracias y distinciones. Nombró Napoleon por decreto de 24 de enero al mariscal Suchet duque de la Albufera, concediéndole en propiedad y perpetuamente la laguna de aquel

nombre con la caza, pesca y dependencias, en premio de los recientes servicios y para dotacion de la nueva dignidad. Cuantioso don y de los mas fructiferos que se pueden otorgar en España. Por decreto tambien de la misma fecha queriendo Napoleon recompeusar igualmente á los generales, oficiales y soldados del ejército de Aragon, mandó que se reuniesen d su dominio estraordirio de España (son sus espresiones) bienes de los situados en la provincia de Valencia, por el volor de 200 millones de francos, no consultando primero si para ello eran bastantes los llamados nacionales que alli pudiera haber, ni especificando en el caso contrario de donde debiera suplirse lo que faltase. De este modo se despojaba tambien á José sin consideracion alguna de los derechos que le competiau como á soberano, y se privaba á los interesados en la deuda pública, que aquel habia reconocido ó contratado, de una de las mas pingües hipotecas. Napoleon sucesivamente con la prosperidad desarrebozaba sus intentos respecto de España y descubria del todo la determinacion en que estaba de arrancar á José hasta la sombra de autoridad que este conservaba todavía.

Providencias

nuevas de Su

chet.

Al dia siguiente de la rendicion de Valencia fueron desarmados los vecinos y muchos conducidos á Francia, so pretesto de que eran provocadores de motin. Lo mismo, por órden especial despachada de Paris, todos los frailes que pudieron haberse, que ascendieron á 1500. Hubo mas: á cinco de ellos, los padres Rubet, Lledó, Pichó, Igual dos á Francia ya y Jérica arcabuceáronlos junto á Murviedro, á otros as cabuceados. dos en Castellon de la Plana. Igual suerte сиро desde Segorbe á Teruel á 200 prisioneros que se rezagaban de cansados. Asi se cumplia la capitulacion pactada.

Fra iles lleva

Figurábanse ahora los franceses, como ya en un principio, ser los frailes los fraguadores del levantamiento y de la resistencia nacional, y de consiguiente se ensañaban en sus personas. Juicio, segun hemos advertido otras veces, hasta cierto punto errado. Hubo religiosos que en efecto tomaron parte honrosa en la causa de la patria comun, pero no todos ni esclusivamente. Y en Valencia pensó el mayor número, mas que en la defensa, en sus particulares intereses, en venderajuar y alhajas y en repartirse el peculio, porte que excitó descontento y murmuracion. El clero secular acogió bien á los invasores á imitacion del prelado de bispo. la diócesi, el arzobispo Company, Franciscano escondido en Gandía durante el sitio, y que tornó á Valencia despues de conquistada la ciudad, esmerándose en obsequios y lisonjas hacia Napoleon y sus buestes.

Conducta del clero y del arzo

De los Valencia

nos.

Verdad sea que hasta de la poblacion recibió Suchet mayores pruebas de aficion que en otras partes. Las causas, las.mismas que las que indicamos al tiempo de ser ocupada la Andalucía, ó á lo menos muy parecidas á las de entonces. Con

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tribuyó tambien mucho á semejante disposicion de los ánimos elinconcebible proceder de Blake, y su tibieza con los moradores. No obstante eso y de procurar Suchet, conforme veremos mas adelante, introducir en la administracion mejor arreglo que otros generales compatriotas suyos, no tardaron largo tiempo en levantarse por aquel reino varias partidas.

que

acaba

Avanza Montbrun á Alicante.

Mientras ocurrian en Valencia los sucesos mos de referir adelantábase por la Mancha el ausilio que enviaba á Suchet el mariscal Marmont, desde las riberas del Tajo, en Estremadura. Consistia la fuerza en tres divisiones, dos de infantes y una de caballos, bajo las órdenes de general Montbrun. Llegó este el 9 de enero á Almansa, y aunque con fecha del 11 recibió indicacion de Suchet para que se volviera, pues tomada Valencia escusado era el socorro, prosiguió sin embargo su marcha y se adelantó á Alicante, cuya plaza pensó ganar por sorpresa aprovechándose del decaimiento que habia causado la pérdida de la capital de la provincia. No era la empresa tan fácil como se imaginaba.

Posicion del neral Mahy.

ge

Don Nicolas Mahy y las tropas que con el se retiraron despues del 26 de diciembre à las riberas del Júcar, habian abandonado estas harto de priesa, y evacuando apenas sin oposicion el punto importante de Alcira, habíanse venido á Alcoy, y pasando en seguida, unas á Alicante, otras à Elche, Tambien Don Manuel Freire se habia alejado de Requena y acercádose á los mismos puntos.

Se aleja Mont

brun.

Aunque poco gloriosos los mas de estos movimientos, resultó no obstante de ellos que se agol pasen bácia Alicante tropas bastantes para desbaratar los proyectos de los enemigos contra dicha plaza. Se presentó delante de ella el general Montbrun, y habiendo intimado en vano la rendicion y arrojado dentro algunas granadas, se retiró de alli muy pronto. Su presencia, si bien efímera, dejó en la comarca mal rastro. Porque despues de haber desalojado de Elche y pueblos cercanos las tropas españolas, impuso de contribacion á los habitantes sumas enormes, y causó les estorsiones graves.

Suchet.

Esto y otras atenciones impidieron á Sachet emprender cosa alguna contra Alicante y Cartagena, cuyos boquetes, fomento de guerra, habia pensado cerrar el mariscal frances apoderándose en breve de aquellos muros. La malograda tentativa de Montbrun, sirviendo de despertador para una defensa mas cumplida, frustraba todo rebate.

Toma á Denia.

Tuvo por tanto Suchet que limitar sus deseos, y contentarse con situar mas allá del Júcar al general Harispe y ia brigada de Delort, poniendo por la izquierda de estos en Gandía al general Habert. Tambien se enseñoreó de Denia puerto de mar, plaza en el nombre, con un castillo en lo alto. La

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