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rumpir en vivas á Riego, mientras la milicia gritaba viva Dios. De tan sangrienta refriega resultaron, segun los partes oficiales, veinte muertos y treinta heridos, no obstante que la fama pública duplicó el número. El congreso mandó el desarine de la milicia voluntaria de Pamplona, y el general Lopez Baños partió á llevar á cabo la orden y restablecer la paz. En el curso de la discusion un representante del pueblo declaró que la Francia fraguaba aquellas escenas para modificar el código de Cádiz, y Argüelles, que no debia ignorar los escándalos de Bayona, prorumpió en invectivas contra el gabinete de las Tullerías porque aumentaba el cordon sanitario, y trabajaba desde 1820 en establecer entre nosotros dos cámaras; palabras que en boca de un ex-ministro de la época que citaba fundábanse en el conocimiento oficial de los hechos.

Anarquía de

El drama representado en Andalucía repitióse en Cartagena, donde enviado á mandar las armas el brigadier Peon, no solo no obtuvo el mando, Cartagena. sino que se vió forzado á salir arrebatadamente y al través de mil peligros. Formada la milicia y sublevado el vulgo, querian poner fin á sus dias bajo frívolos pretestos; y costóle grandes dificultades la fuga en medio de la embriaguez que reinaba, teñida con el colorido de amor á la patria. A tan atroz atentado siguieron las representaciones, y hasta las mugeres se quejaron al gobierno del nombramiento de Peon, trocando de este modo las útiles labores que hermosean su sexo, y los dulces afectos que constituyen su encanto, por las pasiones revolucionarias que horrorizan al mundo, aun retratadas en el fiero rostro de un tribuno.

Turbulenta y en estremo desmandada se presentaba tambien Barcelona, cuya numerosa plebe, dominada por el espíritu de democracia, imponia

T. II.

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1822.

cia de Barcelona.

leyes á las autoridades de la provincia, ó se negaba á obedecer las que dictaba el gobierno. Habiendo renunciado en Febrero su destino el teniente coronel de la milicia Llinás, hombre inquieto y sedicioso, el ayuntamiento en virtud de sus facultaInsubordina- des nombró otro individuo; mas Costa, que era el cion de la mili- coronel del cuerpo, se negó á admitirlo, y opuso la fuerza al decreto de la autoridad inunicipal. Entonces el gobierno, apoyado por la tropa y por los cañones, dispersó á los que asi desconocian sus deberes, y la ley recobró su prestigio. En los primeros dias de Abril la sociedad patriótica que se reunia por las noches cometió repetidos escesos, llegando al estremo de herir en su recinto y derramar la sangre de un miliciano bajo pretesto de que era servil: el gefe político suspendió el 9 la sociedad', y el vulgo quiso impedirlo; pero acobardóse, y cedió el campo á la firmeza del magistrado. Por aquel tiempo publicábase en Madrid un folleto tiEl Zurriago tulado el Zurriago, y en Cádiz otro con el nombre

y el Gorro.

del Gorro, que no solo tendian á disfamar las opiniones de los liberales verdaderos, sino que desquiciaban el edificio social predicando la sangre y

el esterminio como medios de triunfo en una nacion donde cada mitad pertenecia á un partido. Justos sin embargo con todos, debemos desmentir la calumnia tantas veces repetida de que los editores del Zurriago, Mejía y Morales, estaban vendidos al oro estrangero; ambos pelearon por la libertad hasta el último aliento de. esta, y murieron lejos de su patria. Para condenar sus doctrinas no es necesario calumniar sus personas.

Las Cortes discutieron las bases de la siempre empobrecida hacienda, la distribucion del medio diezmo, los presupuestos, y declararon por unanimidad en 3 de Abril marcha nacional y de ordenanSiguen las za el himno de Riego. El 27 aprobaron, como he

1822.

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mos insinuado, el proyecto de señoríos devuelto Cortes sus trabajos. por el príncipe, quien en 7 de Junio lo envió segunda vez al congreso por conducto del ministro de Gracia y Justicia, tambien sin sancionar: prohibieron conferir órdenes eclesiásticas, y decretaron la revista de todas las causas fenecidas despues del restablecimiento de la Constitucion, lo cual probaba su gran desconfianza del poder judicial. Y al propio tiempo entorpeciendo su accion en los autos abiertos contra los anarquistas pedian testimonios de lo actuado como en los seguidos á causa de la formacion ilegal del segundo batallon de la milicia voluntaria de Valencia. En 3 de Mayo, guiados siempre los mas fogosos de sus individuos por un celo que los estraviaba, declararon por el órgano de Alcalá Galiano que el ministerio no podia gobernar la nacion, sin alegar las pruebas justificativas de su desconfianza. Ordenaron á los secretarios del despacho que estrañasen del reino al famoso padre Velez, autor de la Apología del altar y del trono y obispo de Ceuta, no obstante que desterrado por el gefe político, consiguió del gobierno el premio de regresar á su diócesis por no hallar fundamento para el destierro, y no obstante ser del nismo sentir el Consejo de Estado. En 25 de Mayo la asamblea legislativa votó un mensage al rey acriminando al ministerio y al gabinete de las Tullerías, cuya segunda parte, justa si se quiere en su esencia por la mala fé de aquel gobierno, era sin embargo impolítica, porque lejos de poner remedio á los males, dificultaba mas y mas las comunicaciones de uno y otro pais. Nunca agradan á la larga los medios violentos y las proscripciones; pero si en un tirano irritan, causan mayor exasperacion cuando salen los rayos de las manos de las asambleas populares. La manía de rebajar los sueldos mezquinos de los empleados sin disminuir su

Mensage al rey contra el

ministerio.

Progreso y número de las facciones.

ton. -El Trapense.

número, que es la verdadera plaga del erario, originaba nuevos descontentos; y la llegada de América de tantos militares fugitivos comprendidos en las capitulaciones duplicaba la penuria del tereducido á cero.

soro,

Las hordas facciosas devastaban el territorio, y lo inundaban á manera de torrente que crece corriendo: el bandido Jaime Alfonso, llamado el Barbudo, proclamaba el realismo en la Sierra de Murcia, cuya provincia era tan afecta al despotismo que en ocho pueblos diferentes arrancaron é hicieron pedazos la lápida de la Constitucion. En Ca taluña á mas de los gefes ya mencionados se preMosen An- sentaban en la arena Mosen Anton Coll y fray Antonio Marañon, el Trapense, que en 1814 sobresalió en Madrid destruyendo con sus manos en el salon del congreso la estátua de la libertad. Este lego, que todo lo dominaba ahora con su prestigio, era un aventurero que se refugió en la Trapa para ocultar su nombre y su vida llena de vicios y de crímenes: el nombre del baron de Eroles, que preparaba entonces en Poblet la gran conspiracion de que fue cabeza, andaba en todos los labios; y próximo á saltar al palenque y dirigir el carro de la contra-revolucion, daba mayores alas á los realistas. Mataflorida duplicaba sus agentes y enviaba fondos á los puntos donde escaseaba el dinero; y asi tomaba cuerpo la insurreccion catalana, alimentada con el oro de la Corte. Al ver las bandas de la fé, toleradas y protegidas por las autoridades francesas de la frontera, saquear é incendiar los pueblos durante el dia, y á la caida de la tarde formando círculo las compañías rezar el rasario; al ver al Trapense con el hábito arremangado y el crucifijo sobre el pecho rozándose con el sable y las pistolas pendientes de la cintura, galopando en su caballo con el látigo en la mano, bendicien

Mañas del

Su retrato.

do y esterminando, recurriendo unas veces á las supuestas revelaciones del cielo para entusiasmar á Trapense. los crédulos catalanes, y otras á medios revolucionarios, el observador se creía transportado á los siglos remotos. Era el Trapense un hombre de cuarenta y cinco años; tenia cierto aire sombrío, los ojos vivos y la mirada fija; las gentes se arrodillaban á su paso para recibir las bendiciones que daba; asi lo pinta Martignac en su obra tantas veces citada. Y al lado del hipócrita Misas descollaba de gefe de estado mayor don Jorge Bessieres, aquel aventurero revolucionario condenado en Barcelona á muerte por republicano. Las armas de la libertad empero triunfaban en todas partes de los fanáticos, y Torrijos, Manso, Milans y Rotten los batian alli donde los alcanzaban. La dispersion era en los facciosos una maniobra militar; y al dia siguiente volvian á reunirse y á marchar con la misma confianza y entusiasmo que antes de la derrota. En Cervera los Capuchinos hicieron fuego á nuestros Capuchinos soldados, y tomado el convento, perecieron los frai- de Cervera. les al filo de las bayonetas de la irritada tropa que les negó el cuartel. Sangrienta en estremo fue la lucha que en esta ciudad sostuvo el Trapense, y causó una baja considerable en nuestras filas, cubriendo los facciosos las calles de cadáveres, é incendiando la poblacion en sus dos ángulos opuestos. No obstante las dificultades que presenta la guerra de guerrillas, en la que tantas veces un grupo de ágiles bandidos se burla de la pericia y arrojo de una division numerosa, los repetidos triunfos de las armas constitucionales amilanaron á algunos gefes del realismo; y en Mayo representó Mosen Anton á las Cortes solicitando el indulto y alegando que habia sido engañado. Las Cortes pasaron al ministerio la esposicion. Sin embargo, el imponente aspecto que tomaba la faccion, examina

1822. cion de Mosen RepresentaAnton á las

Cortes.

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