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número de los Jesuitas se ocupaba en el estudio de las ciencias, en las funciones de la religion, teniendo por norma los principios ordinarios que separan á los hombres del vicio y les conducen á la honestidad y á la virtud. Sin embargo de todo, como mi augusto abuelo reservó en sí los justos y graves motivos que dijo haber obligado á su pesar su real ánimo á la providencia que tomó de estrañar de todos sus dominios á los Jesuitas, y las demas que contiene la pragmática sancion de 2 de Abril de 1767, que forma la ley 3.2, libro 1.o, titulo 26 de la Novisima Recopilacion ; y como me consta su religiosidad, su sabiduría, su esperiencia en el delicado y sublime arte de reinar; y como el negocio por su naturaleza, relaciones y trascendencia debia ser tratado y examinado en el mi Consejo para que con su parecer pudiera Yo asegurar el acierto en su resolucion, he remitido á su consulta con diferentes órdenes varias de las espresadas instancias, y no dudo que en su cumplimiento me aconsejará lo mejor y mas conveniente á mi real persona y estado, y á la felicidad temporal y espiritual de mis vasallos. Con todo no pudiendo recelar siquiera que el Consejo desconozca la necesidad y utilidad pública que ha de seguirse del restablecimiento de la compañía de Jesus, y siendo actualmente mas vivas las súplicas que se me hacen á este fin, he venido en mandar que se restablezca la religion de los Jesuitas por ahora en todas las ciudades y pueblos que los han pedido, sin embargo de lo dispuesto en la espresada real pragmática sancion de 2 de Abril de 1767, y de cuantas leyes y reales órdenes se han espedido con posterioridad para su cumplimiento, que derogo, revoco y anulo en cuanto sea necesario, para que tenga pronto y cabal cumplimiento el restablecimiento de los colegios, hospicios, casas profesas y de noviciado, residencias y misiones establecidas en las referidas ciudades y pueblos que los hayan pedido; pero sin perjuicio de estender el restablecimiento á todos los que hubo en mis dominios,

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Núm. 8. Queriendo dar una pública demostracion de mi justicia para que sirva de escarmiento en mi reinado á los vasallos que abusando de mi confianza y ardientes deseos del acierto en procurar la felicidad de mis pueblos, se atreven á acercarse á mi real persona para levantar calumnias, darme falsos informes y proponerme bajo la apariencia del bien de la nacion providencias opuestas á él, llevados solamente de odios personales ú otros motivos, vengo en mandar que don Felipe Gonzalez Vallejo, por haber abusado en tales términos de mi confianza y buenos deseos, quedando destituido del empleo de director de las reales fábricas de Guadalajara y Brihuega, pase, usando de conmiseracion, á la plaza de Céuta, y subsista confinado en ella por el término de diez años, sin poder salir, aun despues de cumplido, mientras que no obtenga mi real permiso. Tendréislo entendido, lo publicareis y dareis las órdenes convenientes á quienes corresponda. Rubricado de la real mano.= En palacio á 28 de Enero de 1816.: = Al marques de Campo Sagrado.>>

Núm. 9. Gobierno del señor rey don Carlos III, ó instruccion reservada para direccion de la Junta de Estado. Dada á luz por don Andrés Muriel.=Madrid, 1839, página 43.

Núm. 10. Martignac en la obra otras veces citada, pág. 168.

Núm. 11. Historia política de Espaîa por Marliani, pág. 245 y siguientes.

Núm. 12. En su juventud era tan inaplicado el infante don Antonio Pascual, que Perez Bayer se quejó á Carlos III, y este monarca, tan apreciable bajo otros aspectos, lejos de reprender al infante autorizó su inaplicacion. Véase lo que cuenta el señor Muriel en la obra ya citada.

«El sabio obispo don Antonio Tavira, que vivió por largos años en la corte como capellan de honor y predicador del rey, contaba, que habiéndose quejado á Carlos III en una ocasion Perez Bayer, preceptor de los infantes, de la desaplicacion del infante don Antonio, el rey, sin responder al preceptor en derechura, dijo: «Cuando yo era muchacho, mis maestros, que veían mi poco amor al estudio, me amenazaron repetidas veces que se lo dirian al rey mi padre casi siempre surtia buen efecto la amenaza, pero duraba poco la enmienda: asi determinaron por fin quejarse al rey, y hubo orden para llevarme á su presencia. Dicho se está que yo llegué teniblando, y del todo sobrecogido. Mi padre, al verme, dijo á mis ayos con grave ademan, que acrecentó mi temor: con que el infante no quiere estudiar? No, señor, respondieron ellos. Pues sino quiere estudiar, que no estudie. Con esto volvió Ja espalda y se fue. Yo que tal oí, di dos zapatetas en el aire, y desde entonces no volví á abrir un libro.»

«Tavira añadia, que Perez Bayer, que habia trabajado con fervor hasta alli en educar á los infantes, se enfrió y les dejó despues hacer su voluntad.» Pág. 32.

Núm. 13. Asi se lee en el decreto de 19 de Junio de 1817, inserto en la Gaceta de Madrid de 24 de Junio del mismo año. Fatigado quedaria el tal señor contrayendo un mérito tan raro.

Núm. 14. Véase el Manifiesto que escribió en un calabozo el general don Francisco Javier Elio &c., ilustrado con apéndice y notas por don José Antonio Sombiela. = Valencia imprenta de Brusola, año 1823. Un cuaderno en 4.°

:

Núm. 15. Congres de Verone. = Guerre d'Espagne. Par M. de Chateaubriand. Paris, 1838. Tomo 1.o = La definicion de Chateaubriand no solo pinta el carácter de Fernando, sino que es la clave de sus acciones contradictorias.

Núm. 16. La esposicion del señor Florez Estrada á la valentía del colorido une la verdad de la pintura. No podemos negarnos al gusto de copiar algunos párrafos que manifiestan el tacto, los conocimientos y la clocuencia del escritor. Hablando de la libertad en que quedó España de constituirse, ausente el rey, dice:

«Ellos (los españoles) no ignoraban que despues de las renuncias de Bayona, sin ser compelido, habiais dado desde Burdeos la proclama en que encargabais á los españoles someterse á Napoleon. Ellos sabian que habiais escrito á este desde Valencey felicitándole por sus victorias, por la misma inauguracion de José, pidiéndole una sobrina para vuestra esposa, y solicitando el mando de una division de sus ejércitos para el señor infante don Carlos. Ellos no ignoraban que en este mismo tiempo vuestro augusto padre, aunque en la mayor mendicidad, jamas babia dado á Napoleon una prueba que desmintiese el noble carácter y grandeza de un rey oprimido, que a pesar de tan triste situacion jamas dejó de socorrer los españoles que han tenido el honor de presentársele, ni dejó de manifestar en público lo mucho que sentia los males de la España. Ellos todos habian visto el decreto del Escorial los motivos en él publicados У circulados á la nacion por vuestro mismo augusto padre. Ellos sabian que la renuncia de Aranjuez habia sido hecha medio de un tumulto popular, sin consentimiento de la nacion, y sin la menor previa fórmula de decencia, necesaria para la seguridad misma de los tronos, aun cuando se quiera prescindir de lo que se debe á aquella. Ellos finalmente eran sabedores que á los dos dias de este estraño suceso vuestro augusto padre habia declarado nula la abdicacion hecha en favor de V. M., de la que sería una contradiccion desentenderse si obrasen atenidos únicamente al principio de legitimidad, por cuya sola virtud vuestros consejeros os quieren suponer rey de las Españas.»

y

en

tan

Y en otra parte, defendiendo á los llamados a francesados:

«Aunque estoy, señor, muy distante de pertenecer al partido de los afrancesados, cuya conducta política se ha tratado de sostener por sus individuos en la errónea doctrina de que la nacion debia someterse á las órdenes da

das por V. M. relativas à la cesion de todos vuestros derechos, considerando todas las medidas de los liberales como principios subversivos y revolucionarios, sin embargo no por esto dejaré de esponer á V. M. en favor de su causa lo que en mi concepto exige la humanidad, la política y aun la justicia. Confieso de buena fé que habiendo tomado las armas contra su patria, ό habiéndose reunido con los enemigos que las han tomado, esta, so pena de desentenderse de todas las obligaciones que ligan á los hombres en sociedad, no podia menos de considerarlos como tales, principalmente durante la lucha. Sin embargo, concluida esta, no hubiera podido menos de volverá admitirlos en su seno, atendiendo á los fuertes motivos que podrian alegarle para merecer su indulgencia y olvido de lo pasado. Tal en mi concepto hubiera sido su determinacion, si la vuelta de

V. M. se hubiese retardado algunos pocos meses. En efecto, ¿cómo las Cortes podrian menos de tener en consideracion la llaga que se causaba á la patria con la pérdida de tanta gente, cuando tanto carece de poblacion?»>

Núm. 17. «El que considere que Córdoba es una poblacion de 40.000 almas, que entre tantos habitantes ninguno profirió un grito de aversion ni hostilidad contra aquel puñado de hombres, que se les vió entrar formados con un silencio respetuoso, que se les dieron víveres, que se les vió hacer noche en un convento, sin que nadie se atreviese á molestarlos, ¿cómo podrá menos de traducir esta aparente apatía por un profundo sentimiento de respeto hacia la Constitucion que aquellos hombres proclamaban? » Observaciones sobre nuestra historia del siglo XIX, por el señor San Miguel.

LIBRO NONO.

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Españoles: Cuando vuestros heróicos esfuerzos lograron poner término al cautiverio en que me retuvo la mas inaudita perfidia, todo cuanto vi y escuché, apenas pisé el suelo patrio, se reunió para persuadirme que la nacion deseaba ver resucitada su anterior forma de gobierno; y esta persuasion me debió decidir á conformarme con lo que parecia ser el voto casi general de un pueblo magnánimo, que, triunfador del enemigo estrangero, temia los males aun mas horribles de la intestina discordia.

No se me ocultaba sin embargo que el progreso rápido de la civilizacion curopea, la difusion universal de luces hasta entre las clases menos elevadas, la mas frecuente comunicacion entre los diferentes paises del globo, los asombrosos acaccimientos reservados á la generacion actual, habian suscitado ideas deseos desconocidos á nuestros mayores, resultando nuevas é imperiosas necesidades; ni tampoco dejaba de

y

conocer que era imposible dejar de amoldar á tales elementos las instituciones políticas, á fin de obtener aquella conveniente armonía entre los hombres y las leyes, en que estriban la estabilidad y el reposo de las sociedades.

Pero mientras yo meditaba maduramente con la solicitud propia de mi paternal corazon las variaciones de nuestro régimen fundamental, que parecian mas adaptables al carácter nacional y al estado presente de las diversas porciones de la monarquía española, asi como mas análogas á la organizacion de los pueblos ilustrados, me habeis hecho entender vuestro anhelo de que se restableciese aquella Constitucion que entre el estruendo de armas hostiles fue promulgada en Cádiz el año de 1812, al propio tiempo que con asombro del mundo combatiais por la libertad de la patria. He oido vuestros votos, y cual tierno padre 'he condescendido à lo que mis hijos reputan conducente á su felicidad. He jurado esa Constitucion por la cual suspirabais, y seré siempre su mas firme apoyo. Ya he tomado las medidas oportunas para la

pronta convocacion de las Cortes. En ellas, reunido á vuestros representantes, me gozaré de concurrir á la grande obra de la prosperidad nacional.

Españoles, vuestra gloria es la única que mi corazon ambiciona. Mi alma no apetece sino veros en torno de mi trono unidos, pacificos y dichosos. Confiad, pues, en vuestro rey, que os habla con la efusion sincera que le inspiran las circunstancias en que os hallais, y el sentimiento intimo de los altos deberes que le impuso la Providencia. Vuestra ventura desde hoy en adelante dependerá en gran parte de vosotros mismos. Guardaos de dejaros seducir por las falaces apariencias de un bien ideal que frecuentemente impiden alcanzar el bien efectivo. Evitad la exaltacion de pasiones, que suele trasformar en enemigos á los que solo deben ser hermanos, acordes en afectos como lo son en religion, idioma y costumbres. Repeled las pérfidas insinuaciones halagüeñamente disfrazadas de vuestros émulos. Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional; y mostrando á la Europa un modelo de sabiduría, orden y perfecta moderacion en una crisis que en otras naciones ha sido acompañada de lágrimas y desgracias, hagamos admirar y reverenciar el nombre español, al mismo tiempo que labramos para siglos nuestra felicidad y nuestra gloria. Palacio de Madrid 10 de Marzo de 1820. = Fernando.>>

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Núm. 3. Discurso del rey.= Señores diputados: Ha llegado por fin el dia, objeto de mis mas ardientes deseos, de verme rodeado de los representantes de la heróica y generosa nacion española, y en que un juramento solemne acabe de identificar mis intereses y los de mi familia con los de mis pueblos.

Cuando el esceso de los males promovió la manifestacion clara del voto general de la nacion, oscurecido anteriormente por las circunstancias lamentables deben borrarse de nuestra memoria, me decidí desde luego á abrazar el sistema apetecido, y á jurar

T. 11.

que

la Constitucion política de la monarquía sancionada por las Cortes generales y estraordinarias en el año 1812. Entonces recobraron asi la corona como la nacion sus derechos legitimos, siendo mi resolucion tanto mas espontánea y libre, cuanto mas conforme à mis intereses y á los del pueblo español, cuya felicidad nunca habia dejado de ser el blanco de mis intenciones las mas sinceras. De esta suerte unido indisolublemente mi corazon con el de mis subditos, que son al mismo tiempo mis hijos, solo me presenta el porvenir imá-. genes agradables de confianza, amor y prosperidad.

nunca

¡Con cuánta satisfaccion he contemplado el grandioso espectáculo, visto hasta ahora en la historia, de una nacion magnánima que ha sabido pasar de un estado político á otro sin trastornos ni violencia, subordinando su entusiasmo á la razon en circunstancias que han cubierto de luto é inundado de lágrimas á otros paises menos afortunados! La atencion general de Europa se halla dirigida ahora sobre las operaciones del Congreso que representa á esta nacion privilegiada. De él aguarda medidas de indulgencia para lo pasado y de ilustrada firmeza para lo sucesivo, que al mismo tiempo que afiancen la dicha de la generacion actual y de las futuras, hagan desaparecer de la memoria los errores de la época precedente, y espera ver multiplicados los ejemplos de justicia, de beneficencia y de generosidad, virtudes que siempre fueron propias de los españoles, que la misma Constitucion recomienda, y que habiendo sido observadas religiosamente durante la efervescencia de los pueblos, deben serlo mas todavía en el Congreso de sus representantes, revestidos del carácter circunspecto y tranquilo de legisladores. Tiempo es ya de emprender el examen del estado en que se halla la nacion, y de entregarse á las tareas indispensables para aplicar remedios convenientes á males producidos por causas antiguas y aumentadas por la invasion enemiga que sufrió la Península, y por el sistema estraviado de los tiempos que siguieron.

La esposicion que presentará el secretario respectivo sobre la situacion de la hacienda pública pondrá de manifiesto su decadencia y atrasos citará el celo de las Cortes para buscar y elegir, entre los recursos que aun tie50

, y es

ne la nacion, los mas oportunos para atender à las obligaciones y cargas forzosas del Estado. El examen de este punto afianzará mas y mas la idea de lo esencial y urgente que es establecer el crédito público sobre las bases inmutables de la justicia, de la buena fé y de la escrupulosa observancia у satisfac

cion de los pactos, de donde nace el bienestar y la tranquilidad de los acreedores, la confianza de los capitalistas naturales y estrangeros, y el desahogo del erario; y Yo cumplo con uno de los deberes mas sagrados que me imponen la dignidad real y el amor de mis pueblos, recomendando eficazmente á las Cortes este importante asunto.

y

La administracion de justicia, sin la cual no puede existir sociedad alguna, ha descansado hasta ahora casi esclusivamente en el honor y probidad de sus ministros; pero sujeta ya á principios conocidos estables, ofrece á los ciudadanos nuevos y mas fuertes motivos de seguridad, y promete todavía mayores mejoras para cuando reformados cuidadosamente nuestros códigos, adquieran la sencillez y perfeccion que deben dailes las luces de la esperiencia del siglo en que vivimos.

En la administracion interior de los pueblos se esperimentan dificultades que tienen su origen en abusos envejecidos, agravados durante este último período. La perseverante aplicacion del gobierno, y el celo con que sus agentes y las autoridades provinciales trabajan para establecer el sencillo y benéfico sistema municipal adoptado por la Constitucion, van venciendo los obstáculos, y, alcanzarán con el tiempo á perfeccionar un ramo que influye tan de cerca en el bien y prosperidad del reino.

El ejército y la armada llaman muy particularmente mi atencion y solicitud; y será uno de mis primeros cuidados promover su organizacion y arreglo del modo mas conveniente á la nacion, combinando en lo posible las ventajas de clases tan apreciables y bcneméritas con la indispensable economía, y contando, como cuento, con el patriotismo buena voluntad de los pueblos, y con la sabiduría de sus representantes, á quienes acudiré con entera confianza. Es de esperar que el restablecimiento del sistema constitucional y la halagüeña perspectiva que este acontecimiento presenta para lo venidero, quitando los pretestos de que pudiera

y

abusar la malignidad en las provincias ultramarinas, allanen el camino para la pacificacion de las que se hallan en estado de agitacion ó de disidencia, y escusen ó alejen el uso de otros cualesquiera medios; á lo que contribuiran tambien los ejemplos de moderacion y amor al orden dados por la España peninsular, el justo empeño de pertenecer á una nacion tan digna y generosa, y las sabias leyes que se promulgarán conforme á la Constitucion, para que olvidados los pasados males, se reunan y estrechen todos los españoles al rededor de mi trono, sacrificando al amor de la patria comun todos los recuerdos que pudieran romper ó aflojar los vínculos fraternales que deben unirlos.

En nuestras relaciones con las naciones estrangeras reina generalmente la mas perfecta armonía, á escepcion de algunas diferencias, que si bien no han llegado á alterar la paz existente, han dado lugar á contestaciones que no podrán terminarse sin el concurso é intervencion de las Cortes del reino. Tales son las que estan pendientes con los Estados-Unidos de América sobre el estado ulterior de las dos Floridas, y señalamiento de límites de la Luisiana. Existen tambien contestaciones ocasionadas por la ocupacion de Montevideo y otras posesiones españolas en la orilla izquierda del rio de la Plata; pero aunque la complicacion de varias circunstancias no ha permitido hasta el presente que se ajusten estas diferencias, espero que la justicia y moderacion de los principios que dirigen nuestras operaciones diplomáticas producirán un resultado decoroso para la nacion y uniforme al sistema pacífico, cuya conservacion es en la actualidad máxima general y decidida de la política.

La regencia de Argel da indicios de querer renovar su antigua conducta de inquietud y agresion. Para evitar las consecuencias que pudiera originar esta falta de respeto á los pactos existentes, el tratado defensivo que celebré en el año de 1816 con el rey de los Paises-Bajos estipula la reunion de fuerzas marítimas respetables de ambas potencias en el Mediterráneo destinadas á mantener y asegurar la libertad de la navegacion y del comercio.

Asi como pertenece a las Cortes del reino consolidar la felicidad comun

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