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y de irle despojando pieza por pieza á voz de pregon en cada plaza ó parage mas público, hasta llegar al patibulo.

Tál era el estado de las posesiones españolas é imperiales de una y otra costa del Mediterráneo, y tál el resultado de las guerras marítimas del emperador con el sultan y con los corsarios turcos y moros, cuando Cárlos V. anunciaba, segun dejamos indicado en el anterior capítulo, su propósito de aliviar sus hombros de la pesada carga de tantos cuidados y de tan vastos dominios.

CAPITULO XXXI.

ESPAÑA.-EL PRINCIPE DON FELIPE.

SU INFANCIA Y JUVENTUD.

De 1527 á 1551.

Nacimiento de Felipe.-Es jurado en las córtes de Valladolid.—Su infancia: su educacion física y moral.-Muerte de la emperatriz su madre.-Notable conversion al abrirse su féretro.-Rasgos del carácter de Felipe.-Es jurado en Aragon.-Su casamiento con doña María de Portugal.-Solemnísimas y suntuosas bodas Nacimiento del príncipe Cárlos.-Muerte de la princesa doña María su madre.-Muerte del cardenal Tavera.-Sucédele el obispo Siliceo, maestro del príncipe.-Muerte del secretario Cobos.-Córtes generales de Aragon, presididas por el príncipe.-Creacion del cargo de cronista.-Llama Cárlos V. su hijo Felipe á Alemania.-Notables instrucciones que le envió.-Cortes de Valladolid.-Casamiento de la princesa María con Maximiliano de Austria.-Quedan de gobernadores de España.-Marcha de Felipe á Flandes.-Festéjanle á competencia en Italia, en Alemania y en los Paises Bajos.-Su llegada á Bruselas.-Es jurado heredero y sucesor en Flandes.-Recorre las ciudades de Flandes, Brabante, Luxemburgo y otros estados.-Fiestas públicas.-Desagradable impresion que su presencia produce en los flamencos.-Cárlos y Felipe en la dieta de Augsburgo.-Pretende el emperador hacer reconocer á Felipe sucesor del imperio.-Resistencia que encuentra.-Negativa. -Vuelve Felipe á España con plenos y amplísimos poderes para regir y gobernar el reino.

Gobernaba hacia muchos años la España, á nombre y durante la ausencia del emperador y rey, su hijo único varon el príncipe don Felipe. Asi por esta circunstancia, que nos conduce á dar cuenta de los sucesos interiores de España desde que los dejamos pendientes por seguir al emperador en los negocios generales del imperio, como por haber sido este principe cl que después con el nombre de Felipe II. sucedió á su padre en esta vas

ta monarquía y se hizo tan famoso y célebre en el mundo, creemos conve→ niente dar á conocer desde su mas tierna infancia al que estaba destinado á regir por tantos años los dominios españoles, en el tiempo que llegaron á su mayor grandeza, estension y poderio. Que es privilegio de los hombres que han adquirido una gran celebridad histórica, interesar de tal modo, que no hay incidente ó circunstancia de su vida, por mínimo que parezca, que no escite, si no un verdadero interés, por lo menos una no estraña curiosidad. Sin embargo, como no sca de nuestro propósito hacer las biografias de los reyes, sino la historia de la nacion, tendremos que limitarnos á consignar aquellos rasgos de su vida que, ó tengan relacion con los negocios públicos y la gobernacion del Estado, ó de algun modo contribuyan á dibujar el carácter del hombre, ó la indole y fisonomia de su época ó de su siglo.

El deseo de Cárlos i. de España y V. de Alemania de tener sucesion varonil que heredára en su dia su trono y sus coronas, y el placer con que España ha visto siempre el nacimiento de los príncipes herederos, se vió cumplido el 21 de mayo de 1527 en Valladolid. Púsose al hijo de Cárlos de Austria y de Isabel de Portugal el nombre de su abuelo paterno, y derramó el agua bautismal sobre la cabeza del niño Felipe en la iglesia del monasterio de San Pablo de aquella ciudad de Castilla el arzobispo de Toledo don Alonso de Fonseca (i). Mas la alegría y satisfaccion de los pueblos se vió en gran parte turbada por una órden del emperador mandando suspender las fiestas y regocijos públicos con que se iba á celebrar y solemnizar en el reino

(1) Desde aqui comenzaría nuestra tarea (si fuera posible y conveniente seguirla) de notar la multitud de invenciones con que escritores aduladores y parciales han sobrecargado la bistoria de Felipe II., adulterán dola y desfigurándola á su placer y antojo.

Hay quien asegura muy formalmente que se le puso el nombre de Felipe, porque Felipe ó Felippo, significa Filius pius, hijo piadoso, porque tál habia de mostrarse en sus acciones. Y en verdad que si asi fuera, es menester confesar que en su abuelo, que se llamó lo mismo, estuvo bien lejos de corresponder la conducta del sugeto á la etimologia del nombre.

Con la misma formalidad nos enseña el propio autor que su madre soñó muchas veccs que llevaba en su vientre un Mapamundi, y que luego se esplicó bien el sueño, por que se vió que ningun monarca del mundo

habia sido tan rico en estados y señoríos. Que á la hora del parto, sintiendo aquella magnánima señora muy fuertes y estraordinarios dolores, avergonzándose de que la vieran sufrir, hizo apagar las bugias por espacio de seis horas que aquellos duraron; que aconsejándole los que estaban cerca que no se abstuviera de quejarse por ser cosa muy natural, respondió ella que «la muerate misma no le arrancaría un suspiro del «pecho, ni una lágrima de los ojos, porque «la consolaba la esperanza de que pariria un «príncipe que fuera causa de alegría y no «de tristeza para sus pueblos.» Y añade, que el duque de Nájera andaba diciendo después por todas partes: «De otras mugeres nacen hombres, de nuestra emperatriz gacen ángeles.»-Véase Gregorio Leti, Vita di Filip. po II., parte prima, lib. IV.

el nacimiento del principe. Aquella órden era motivada por el sentimiento y pesadumbre que, si no tuvo, demostró al menos el emperador por el asalto y saco de Roma, y por la prision y cautiverio del pontifice Clemente VII. que por aquel tiempo acababa de hacer el ejército imperial al mando del duque de Borbon, con escándalo de toda la cristiandad: acaecimiento de que dimos cuenta en nuestro capitulo XII, y el mismo que motivó el edicto imperial mandando hacer en todos sus dominios rogativas públicas por la libertad del pontifice que tenia preso y bajo su custodia un general español.

Al año siguiente (19 de abril, 1528), fué reconocido y jurado el príncipe Felipe por las Cortes de Castilla heredero y sucesor del reino, en el monasterio de San Gerónimo de Madrid. Crecia el niño Felipe al lado de su hermana la infanta doña Juana, y al cuidado de la emperatriz su madre y de don Pedro Gonzalez de Mendoza su ayo, los cuales residian alternativamente, buscando los lugares mas sanos en cada estacion, entre Madrid, Ocaña, Toledo, Aranjuez, Avila y otros pueblos de Castilla. A los cuatro años de edad mostraba ya el príncipe una capacidad intelectual no comun; notábanse en él ciertos rasgos de ingenio; enojábase y se enfadaba con facilidad; en sus juegos infantiles gustábale justar, y él era el que ordenaba las justas: cabalgaba ya él solo, y era arriscado y travieso, tanto que su madre tenia que castigarle á veces formalmente, y aun ponerle la mano (1).

(4) Felizmente tenemos noticias auténticas de la niñez de Felipe, que confirman lo que dejamos espresado. Tales son los siguientes párrafos de cartas que hemos tomado de la curiosa correspondencia de su ayo don Pedro Gonzalez de Mendoza con el emperador su padre, en que le va informando del estado del príncipe y de sus progresos. Consérvase original en el Archivo de Simancas, Estado, legajo núm. 22.

«El príncipe está tál que de un dia á otro «se balla gran mudanza en S. A.: no se pueade escusar de contar algunas cosas de las «que dice y hace, porque son dinas de me«moria. V. M. preste paciencia al corrimienato de Padre. Este dia pasado le suplicaba «una dama que recibiese un paje y nunca aquiso, y decia que tenia muchos, que no lo «podia tomar, que lo diesen á su hermana «que no tenia ninguno; dijeronle que ella no «tenia pajes tan presto, respondió enojado: «pues busca o tro Príncipe, que por esas caalles los hallarás. Desto hubo tantos testiagos que V. M. lo puede muy bien creer. Su

«pasatiempo es ordenar justas á los niños, y «las lanzas son velas encendidas, y paran alos encuentros en el dotor Villalobos don«de vienen á morir, con el cual suele S. A. cenojarse algunas veces porque no le quie«re dar de comer todo lo que quiere. Es tan «travieso, que algunas veces S. M. se enoja «de veras; y ha avido azotes de su mano, y no «faltan mugeres que lloran de ver tanta «crueldad. V. M. crea que dá mucho placer cá S. M. y aun toda la casa goza de lo que «ven hacer. Otras muchas cosas se podrian «decír, y algunas de la Señora Infanta dejaellas e para cuando yo vaya por tener que «llevar.»>

En otra autógrafa del mismo, fecha en Ocaña á 15 de abril (año 1531) hay el párrafo siguiente:

«La Señora Infanta crece y engorda caada dia, y pónese en hacer un sarao cuando «sea de veinte años, y el Principe la entretie «ne como gentil galante. Plega á nuestro «Señor que V. M. los vea presto y los goce «muchos años, que no se han visto tales dos

Encomendada después su crianza á don Juan de Zúñiga, comendador mayor de Castilla, y su educacion literaria al doctor Juan Martinez Siliceo, teólogo de la universidad de Alcalá y catedrático en la de Salamanca; á los nucve años (1556), progresaba el príncipe Felipe en el estudio de la doctrina y moral cristiana, de la aritmética, de las lenguas italiana y francesa, y de la gramática latina, si bien ésta se le hacia harto penosa, y tardó en vencer las

«criaturas jamás. La incredulidad que V. M. «suele tener de semejantes cosas hace que «no ose naidie atreverse á contar lo que di«cen, lo cual sé harian largamente si para aello uviese licencia.

«S. A. está sin reliquia de la dolencia «con que salió de Madrid, y á engordado y «<arreciado; nunca está quedo, conoce las «calidades de las personas que le sirven coamo si pasase de diez años, y con S. M. pasa «buenas cosas. Guarde y acreciente nuestro «Señor la vida y Real persona de V. M. con «acrecentamiento de mas Reynos y Señoríos. «Fecha en Ocaña á 15 de Abril.-S. C. C. M. alos Reales pies de V. M. besa su vasallo, «Pero Gonzalez de Mendoza.>>

En otra del mismo al emperador, fecha en Ocaña á 30 de abril hay el párrafo siguiente:

«S. M. (la Emperatriz) á Dios gracias, es<ta mejor cada día, y el Príncipe é Infanta «ansy mismo. El deseo de la venida de V. M. aimpide no ser esto en mas cantidad. Fué «esta semana pasada á Aranjuez, y estuvo «tres dias: olgó mucho y anduvo en carreatas mas de dos leguas y allase muy bien. «Preguntábame cómo eran las de Flandes, «y deseando tener dellas, dije que lo escri«biria á V. M. y la suya se rió y dióme licen«cia para que lo hiciese. V. M. debe mandar «que traiga Domingo de la Cuadra un par ade carros de los de Madama que haya glo«ria, ú de otros si los uviere mejores, y ca«ballos para ellos, que será la cosa con que «S. M. mas olgará. Y ansí lo ha hecho con «saber que trae las hacaneas.

«El Príncipe fué con S. M. y anduvo en su mulíca solo y hallóse muy bien, en el «campo comió mejor y durmió que lo hacia «en el lugar. No podian con él que entrase «en las carretas con S. M. deseaba que lle«vasen allá á la Señora Infanta, que se ha«lla muy bien con su compañía, por donde

«le parece que no será mal galan. Dios los «guarde y la Real persona de V. M. acrecien«te con mas Reinos y Señoríos, Fecha en «Ocaña á 30 de Abril.-S. C. C. M.-Los «Reales pies de V. M. besa-P. Gonzalez de »Mendoza.»

Carta autógrafa de Pedro Gonzalez de
Mendoza.

«S. C. C. M.-S. M. partió de Ocaña el miércoles y viene muy buena, y mas gor«da que ha estado despues que vino de Por«tugal. El Príncipe y la Infanta tales que «dán mucho placer á la Emperatriz nuestra «Señora. S. A. salió de Toledo en un machiaco pequeño, y, no quiso que le sentasen en «la silla sino los pies en los estribos. Salimos «á pie de una parte el marqués de Lombay «y de otra yo teniéndole, y la gente cargó atanto para velle que no se pudian hender «las calles, y diciendo à S. M. cosas para «reir y muy alegre de verse cavalgado. Las «bendiciones del pueblo no heran pocas ni «el contentamiento que les quedó de velle. «Oy a salido á ofrecer sus años que son cua«tro y paresce de mas. Plega á nuestro Seañor que ofrezca tantos como S. M. desea «y todos hemos menester. En tardando cor«reo tiene S. M. pena y por esto devyan «apresurar. Porque desde catorce hay caratas de V. M. y si fuesen con nueva de la «bienaventurada venida á estos Reinos, no «serian mal recibidas. Guarde y acreciente «nuestro Señor la vida y Real estado de «V. M. con mas Reinos y Señorios. Fecha en «Illescas á 20 de Mayo S. C. C. M.-Los «Reales pies de V. M. besa.-Pedro Gonzaalez de Mendoza.»

Omitimos, para no ser difusos, otras muchas cartas, que tenemos, sobre la crianza, educacion, adelantos é inclinaciones del príncipe en su primera edad.

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