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cuidado en que tan disgustoso suceso los habia puesto. Al fin, cuando el emperador pudo partir á la dieta de Augsburgo (31 de mayo, 1550), llevó tambien consigo á Felipe, el cual fué poco menos agasajado en Alemania que lo habia sido en Italia y en Flandes, bien que tampoco fuera mas favorable la impresion que su carácter despegado hiciera en las ciudades del imperio. Asi fué que habiendo Cárlos significado en la dieta su deseo y proyecto de trasmitir en herencia á su hijo los estados imperiales, no obstante el paso avanzado que veinte años hacia habia dado, haciendo conferir á su hermano Fernando la dignidad de rey de Romanos, no solo halló oposicion en Fernando á renunciar la sucesion al trono imperial, por mas que á ello le instára la reina de Hungría, que con solo ese objeto habia ido á Augsburgo, sino tambien en los alemanes mismos. Fernando habia vivido mucho tiempo entre ellos y procurado acomodarse á sus costumbres. Su hijo Maximiliano habia nacido en el pais, adornábanle excelentes prendas, amábanle los natu rales, y era ya rey de Bohemia (1). Por tanto, á pesar de los recursos que con habilidad y destreza empleó el emperador en favor de su hijo, para que al menos se le nombrase coadjutor del imperio y sucesor de su tio, á todo halló resistencia, y tuvo que desistir, no obstante su firmeza y constancia para llevar adelante un propósito. Lo que hizo fué despertar los recelos do los alemanes, y hacer á Fernando mas cauto y vigilante para procurar irso captando la voluntad de los electores.

Frustrado este designio y terminada la dieta, tuvo por conveniente que el principe su hijo volviese á España, donde tambien tenia que venir Maximiliano, rey de Bohemia, para llevarse á su reino la princesa doña María su esposa (2). Nombró otra vez á Felipe regente y gobernador de los reinos de Castilla y Aragon; y esta vez quiso que viniese revestido con amplísimos poderes, que le otorgó en la misma ciudad de Augsburgo (23 de junio, 1551), para la administracion y gobernacion de ellos, con facultad de hacer todo lo que él mismo hacer pudiera si se hallase presente, hasta con poder especial para empeñar y vender rentas y derechos de la corona y patrimonio real, vasallos, jurisdicciones, villas y lugares de sus reinos y señoríos; mandando que le reverencien, respeten y obedezcan como á su propia persona, y como

(1) En Valladolid, hallándose de regente y gobernador de España, recibió la nueva (1549) de que los bohemios, faltando voluntariamente á su privilegio y costumbre de elegir soberano, le habían jurado por rey y declarado el trono hereditario en su familia: con cuyo motivo habia pasado otra vez de

España á Alemania, y su presencia en la dieta fué un nuevo obstáculo á los designios del emperador.

(2) Esta señora habia dado á luz en Ciga les, pueblo de Castilla la Vieja, á la infanta doña Ana (1549), que después fué reina da España y madre de Felipe III.

si fuese rey absoluto, dando á este poder la misma fuerza que si hubiese sido otorgado en córtes generales (1).

Provisto de tan amplísimos poderes, partió Felipe de Augsburgo y viniendo á Mántua, Milan y Génova, desembarcó felizmente en Barcelona (12 de julio, 1551). Su primer cuidado fué hacerse reconocer en Navarra, donde no lo habia sido todavía, y los navarros le juraron sin dificultad en Tudela por su principe y señor natural. Tras él habia venido Maximiliano, rey de Bohemia, el cual no hizo sino recogerá doña María, hermana de Felipe, su espo¬ sa, y llevársela consigo á su reino (2).

En este mismo año se realizó tambien el deseo que el emperador habia manifestado de casar su segunda hija doña Juana con el principe don Juan de Portugal. Esta princesa, á quien veremos después rigiendo la Castilla, fué solemnemente recibida en aquel reino por el duque de Abeyro y el obispo de Coimbra.

Los acontecimientos de que habia sido teatro la Europa y que retenian en Flandes y en Alemania á Cárlos V., principal protagonista y alma de todas aquellas escenas durante la infancia y juventud de su hijo Felipe, los dejamos referidos en los capítulos anteriores, y no hay sino cotejar las fechas para ver lo que en cada período de su edad acontecia en el mundo. En el capítulo siguiente consideraremos ya al príncipe Felipe rigiendo con plenos poderes la España, hasta que por abdicacion de su padre le sucedió como rey en todos sus estados hereditarios.

(4) Cabrera, Hist. de Felipe II., lib. I., ca- ragoza don Fernando de Aragon cinco mil do pítulo III.-Sandoval, lib. XXXI.

(2) Para poder hacer este viage la reina de Bohemia doña María hija del emperador, tuvo que pedir prestados al arzobispo de Za

cados, que él le facilitó con mucha compla cencia y sin premio é interés alguno.-Pan zano. Anal. de Aragon, lib. III. cap. IX.

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Córtes de Aragon.-Servicio que votaron.-Apuros de numerario en que se veia siempre Cárlos V.-Segundo casamiento de Felipe con María de Inglaterra.-Capítulos matrimoniales.-Disgusto y oposicion del pueblo inglés, y sus causas.-Disturbios y rebeliones: su término: parte que tuvo en ellas la Francia.-Viage de Felipe á Inglaterra.-Su recibimiento. Sus bodas.-Felipe rey de Nápoles y de Inglaterra.-Política de Felipe con los ingleses.-Muerte de doña Juana (la Loca), madre de Cárlos V.-Resuelve el emperador retirarse á España.-Llama á su hijo Felipe para renunciar en él los estados de Flandes.-Ceremonia solemne de la abdicacion en Bruselas.-Discursos notables.-Reconocimiento y jura de Felipe.-Renuncia Cárlos en su hijo los reinos de España.-Proclamacion de Felipe II. en Valladolid.-Odio del papa Paulo IV. á Felipe II.-Intenta despojarle del reino de Nápoles.-Guerra que le mueve.-Templada conducta de Felipe. con el papa.-Durisima y muy notable carta del duque de Alba, virey de Nápoles, al pontífice.-Obstinacion de Paulo.-Entra el duque de Alba con ejército en los Estados pontificios -Amenazan los españoles á Roma.-Consternacion de la ciudad.—Tregua entre Felipe II. y el papa.-Renuncia Cárlos V. el gobierno y administracion del imperio en su hermano Fernando.- Determina encerrarse en el monasterio de Yuste.-Situacion del monasterio.-Venida del emperador á España.-Desembarca en Laredo.-Curiosos pormenores de su viage.-Entrada de Cárlos V. en el monasterio de Yuste.

Aunque Felipe habia traido tan ámplios y plenos poderes como hemos visto para la gobernacion de estos reinos, las pragmáticas, ordenanzas y provisiones sobre negocios graves seguian espidiéndose por el emperador, y encabezándose con los nombres de don Cárlos y doña Juana. Asi lo fué la convocatoria á Córtes generales de los tres reinos de Aragon, Cataluña y ValenTOMO VI.

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cia que despachó al año siguiente (30 de marzo, 1552) para la villa de Monzon. El objeto de estas Córtes, que presidió el príncipe regente, era, como el de casi todas las de aquel tiempo, la esposicion de los gastos y la peticion del servicio. Asi lo manifestó el príncipe en la proposicion o discurso que á su nombre leyó el protonotario en la sesion de apertura (5 de julio), reducido á hacer una compendiosa narracion de las guerras que el emperador su padre habia sostenido en Alemania, en Italia y en Francia, y las que habia mantenido para librar las costas de Italia y España de la armada turca conducida por Sinan y Dragut, á ponderar los gastos que asi estas guerras como la celebracion del concilio le habian ocasionado, y á pedir un servicio considerable con que pudiese subvenir á tantas atenciones.

Sirvieron, pues, estas Córtes al emperador con doscientas mil libras jaquesas en los mismos términos y plazos que las anteriores de 1547, y votaron como entonces, libre y espontáneamente, un donativo de veinte y dos mil libras para el príncipe regente. Fuéronle además facilitadas este año al emperador de todas partes crecidas sumas de dinero, y solo el arzobispo de Zaragoza, don Fernando de Aragon, le dió particularmente diez mil ducados (1). Mas ni estos esfuerzos del reino, ni las remesas de oro que venian de Indias, alcanzaban á cubrir los inmensos gastos que tantas y tan frecuentes y generales guerras ocasionaban, y la nacion se empobrecia y el emperador no dejaba nunca de estar empeñado.

Trataba ya Carlos de casar otra vez á su hijo. Inclinábase Felipe á la infanta doña María de Portugal, hija del rey don Manuel y hermana de la emperatriz su madre. Mas como este matrimonio no se efectuase á causa del inmediato deudo que entre los dos habia, se pensó en otro de mas importancia para el engrandecimiento de Castilla, en el de Maria de Inglaterra, heredera de la corona de Eduardo VI. Este casamiento no podia ser sino puramente político y de cálculo, porque ni la edad de la princesa, que frísaba ya en los treinta y ocho años, cuando Felipe no habia cumplido aun los veinte y siete, ni su carácter y figura la hacian apropósito por inspirar una pasion amorosa. Pero Cárlos en los últimos años de su imperio no pensaba mas que en el acrecentamiento de sus estados y en el engrandecimiento de su hijo; y Felipe, que tampoco carecia de ambicion, no dudó sacrificar los afectos de hombre á los cálculos de rey (1553); y llamarse rey de Inglaterra y unir este reino á tantos otros como estaba llamado á heredar era cosa que lisonjeaba grandemente al padre y al hijo (2). Halagaba á María la idea de tener un ma

(4) Coleccion de Córtes, Biblioteca de la Real Academia de la Historia.-Panzano, Anales de Aragon, lib. III. cap. 6.

(2) Dicese que era tanto el interés de Carlos V. en no perder aquella buena ocasion de acrecentar su poder, que si el hije

rido jóven, heredero de tan grandes estados, y descendiente de su misma familia de España; y el catolicismo de Felipe y su devocion que para otras era un defecto, era para María, católica y devota como él, una recomendacion y un aliciente. Asi, cuando à la muerte de su hermano Eduardo heredó el trono de Inglaterra, á las embajadas é instancias que con este motivo se apresuró á enviarle y hacerle Cárlos V. contestó la reina Maria muy favorablemente, y mostrando en ello la mayor satisfaccion, en términos de ajustarse muy pronto las capitulaciones, y escribir å Felipe, tanto los encargados de negociar el contrato como el emperador su padre (enero, 1554), que viese de acelerar todo lo posible su ida á Inglaterra (1).

Los principales capítulos del tratado de matrimonio eran: que Felipe tendria solo el titulo de rey de Inglaterra mientras viviese la reina María; pero que ella gobernaría como propietaria el reino, y dispondria de las rentas, oficios y beneficios; que los hijos de aquel matrimonio heredarian los estados de su madre y tendrian los ducados de Flandes y Borgoña, y si moria sin sucesion, el príncipe Carlos, hijo único de Felipe, sucederia tambien en los estados hereditarios de España y en todos los demas de su padre y abuelo; que Felipe juraria no hacer variacion en las constituciones del reino inglés, ni admitir á su servicio sino vasallos de la reina, ni introducir estrangeros que pudieran alarmar á la nacion, ni la reina se obligaria á sostener guerra alguna entre Francia y España; que en caso de morir la reina sin sucesion, pasaria el trono de Inglaterra á su sucesor legitimo, sin que Felipe reclamára ningun derecho á él (2).

Pero el pueblo inglés estaba muy lejos de mirar y recibir este matrimonio con el gusto que su reina. Además del recelo de caer bajo la dominacion de un estrangero, todo lo temia de la ambicion de Cárlos y del carácter despegado y adusto de Felipe; veia riesgos para su independencia y libertad, y no era lo que menos contribuia á la aversion del pueblo el conocimiento de los principios que profesaba en materias religiosas el príncipe español. Cárlos y Felipe sabian por sus embajadores el espíritu hostil de los ingleses, y ya

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