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inglesas y recorre después toda la Europa, hasta obtener el favoritismo de Catalina de Rusia, hasta ser uno de los generales de la revolución francesa. Nariño entretando negocia con Talien. Miranda al fin consigue que, para auxiliar al partido revolucionario en la América, pague su expedición el gabinete inglés, que al mismo tiempo (1806) enviaba la de Witelocke a Buenos Aires; pero ambas tuvieron mal éxito.

Al observar la adhesión de los españoles a su país, el respeto que los criollos conservaban a la España, el carácter débil de los indios y el estado de insignificancia política en que se hallaban las demás razas, no hay por qué asombrarse de que durante tres siglos se hayan dejado gobernar por leyes establecidas a dos mil leguas de distancia, sin tentar esfuerzo alguno por su independencia; y aun cuando caracteres emprendedores como los de Miranda y Nariño se esforzaban en excitar a la revuelta, la facilidad con que el gobierno español aniquilaba sus planes se explica fácilmente, ya por la vigilancia de los jefes y de la inquisición, ya por la apatía de los criollos, consecuencia natural de su educación. (27) No había llegado la hora aun; pero no debía tardar.

En Méjico se supo (julio de 1808) la insurrección general de España. Esta nueva ocasionó la destitución del virrey; pero no a nombre de la revolución, sino por el partido conservador de la monarquía. (28)

En Buenos Aires, como en toda la América, la organización de la junta central de Sevilla y la ocu

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pación de la Península por los franceses introdujo la turbación de los ánimos; sin otra consecuencia que la deposición del virrey Liniers por los conservadores. (29)

Por último, en Chuquisaca (mayo de 1809) el Presidente Pizarro, de acuerdo con el Arzobispo Moxo, cedió a las instrucciones que trajo Goyeneche de la Princesa Carlota; y se determinó a cumplir la órden por la que ésta tomaba por sí y con derecho propio las riendas de la monarquía española, haciéndola reconocer públicamente como a Regente del Reino.

Este acto y la prisión de los que protestaban contra los derechos de Carlota a la sucesión del trono, trajo la conmoción popular del 25 de mayo, en la que fue depuesto el Presidente de la Audiencia y el Comandante del Batallón de Milicias. Amen de estos dos cambios, todos los empleados quedaron en sus puestos, permaneciendo lo demás en estado normal.

El 25 de Mayo en Chuquisaca no fue por tanto otra cosa que una rebelión de la legitimidad contra la autoridad que se había sometido a la Princesa Carlota; fue la repetición de lo acaecido en Méjico y Buenos Aires. Para caracterizar ese movimiento, copiaremos el juicio que sobre él ha emitido el ilustre chuquisaqueño, autor de los "Apuntes para la revolución del Alto-Perú". (30) Dice así:

"Ninguno de estos actos tuvo por objeto la independencia. Un respeto superticioso a la ley, y la adhesión a a monarquía española fueron únicas cauNo se crea sin embargo, que se pretende negar que las ideas de libertad y de independencia existie

(29) Mitre, Historia de Belgrano

tina

Dominguez, Hist. Argen

Funes, Hist. del Paraguay.

(30) Manuel María Urcullu, actor en todos aquellos sucesos.

sen en el corazón de algunas personas instruídas; pero sin influjo; realmente existieron: más por entonces tales ideas eran miradas por esas personas mismas como una quimera; y los movimientos del 25 de mayo no se hicieron con tendencia a ellas, puesto que los Oidores en cuyas manos se dejó el Poder, así como los demás individuos que ejercían autoridad, eran españoles europeos, cuya decisión por la Metrópoli estaba manifiesta".

¿Tuvo igual orígen y tendencia el alzamiento del 16 de julio en esta ciudad?

Nó. Fue una verdadera revolución, tan avanzada y completa como no lo fue en sus orígenes ni la posterior del 25 de mayo de 1810 en Buenos Aires, ni la del 18 de septiembre en Santiago de Chile. Lo hemos de hacer ver, empezando por narrar los hechos que la precedieron.

Juntas secretas que trabajaban por la independencia, en el silencio y el misterio, existían esparcidas en todo el continente desde los últimos años del siglo pasado. Una de ellas funcionaba activamente en La Paz, en contacto con las del Cuzco, Chuquisaca, Córdova y Buenos Aires. Los estudiantes paceños que iban a recibir sus grados en las Universidades de las tres primeras, volvían iniciados en las nuevas ideas y formaban ese núcleo, al que se adhirieron otras personas. Los más entusiastas agitadores eran Don José Herrera, que en trabajos revolucionarios gastó cincuenta mil pesos, valor de una propiedad que tuvo que vender; el Dr. Don Faustino Cabezas y el capitán español Don Rodrigo Picon. Las reuniones tenían lugar en diversas casas, de los que apénas podemos

mencionar las del Dr. Don Manuel Echeverría, Don Tomás Orratia y de D. José Alquiza. (31)

El arquitecto San Cristóbal, autor de las "Memorias.... de la Revolución del 16 de Julio" (32) bien informado en los sucesos y parcial contra la independencia, asegura que en 1798, 99 y 800 los paceños meditaron en la independencia de todo el continente, y que este proyecto comunicado a varias ciudades del reino, encontró en todas, ánimos dispuestos para la empresa. Añade que descubiertas estas tentativas por el Gobernador Intendente, Burgunyó y Juan, atendiendo este a la clase de individuos comprometidos y no atreviéndose a proceder contra ellos, se limitó a reprenderlos.

Estos trabajos carecían sin embargo de plan y de unidad. Los conspiradores de La Paz se pusieron de acuerdo con los del Cuzco, donde Aguilar y com(31) "Paz libre especulando la humanidad", número 1o, Periódico publicado en La Paz en 1825. Este documento contemporáneo de los sucesos, escrito cuando vivían muchísimos de los autores y testigos, nunca fue contradicho. Está de acuerdo con la introducción de las "Memorias Históricas de la Revolución Política del 16 de Julio de 1809", escritas por un testigo ocular realista; con un "Diario de sucesos acaecidos en La Paz desde 1806 a 1816" llevado por el cura de Santa Bárbara, don Cayetano Ortiz de Ariñez, que conservamos inédito en nuestra Colección de M. SS.; y por fin no discrepa de datos orales que recogimos de los Sres. General Dámaso Bilbao y Mariano Pradel, actores en aquellos sucesos. Estas Memorias han sido atribuidas vulgarmente a D. Tomás Cotera. En nuestra obra "Bibliografía Boliviana” damos las razones que nos inducen a atribuirla a San Cristóbal.

(32)

pañeros pagaron con su vida la intentona en 1805. El Gobernardor del Cuzco trasmitió a Burgunyó datos minuciosos sobre la complicidad de varios paceños. Ardia en pasquines revolucionarios esta población; y Burgunyó por mucha que fuese su lenidad o tal vez complicidad, tuvo que autorizar indagaciones y sumarios. En ellos resultó complicado Dn. Pedro Domingo Murillo, que fue reducido a prisión, ya por su verdadera importancia de caudillo, ya porque no se quizo tocar a los principales conjurados.

Al hablar del primero de nuestros protomártires caracterizaremos su conducta en esta ocasión.

En 1806, con motivo de la muerte de uno de los sub-delegados de Charcas, se descubrió un vasto plan de conspiración. Los papeles del finado que la comprobaban, fueron remitidos al virrey, quien tomó diversas medidas secretas. Remitió también a Burgunyó los originales que sindicaban a Herrera y a otros vecinos notables, que paralizaron las pesquisas, valiéndose de todo género de influencias, hasta de las de la mujer del Gobernador. No obstante, se notó a poco tiempo con harta sorpresa que Herrera, Cabezas, Picon y dos o tres personas más de entre los principales cmprometidos, murieron a cortos intervalos, repentinamente y con graves sospechas de envenenamiento. Se atribuyó generalmente al médico titular Granados el oficio de envenenador secreto. Varios hechos posteriores cmprobaron la sindicación hecha por el pueblo. (33)

El 30 de marzo de 1809 (Jueves Santo) debió estallar la revolución preparada por los mismos clubs.

(33) Los hechos anteriores se hallan narrados de un modo idéntico en las "Memorias, etc." y en "Paz Libre, etc.".

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