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ella, que la diferencia que hay del animal bruto al hombre, es ser el hombre animal racional, y el bruto irracional.

Berg. Todo lo que dices, Cipion, entiendo, y el decirlo tú y entenderlo yo me causa nueva admiracion y nueva maravilla; bien es verdad, que en el discurso de mi vida diversas y muchas veces he oido decir grandes prerogativas nuestras, tanto que parece que algunos han querido sentir que renemos un natural distinto, tan vivo y tan agudo en muchas cosas, que da indicios y señales de faltar poco para mostrar que tenemos un no sé qué de entendimiento capaz de discurso

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Cip. Lo que yo he oido alabarty encarecer es nuestra mucha memória, el agradecimiento, y gran fidelidad nuestra, tanto que nos suelen pintar por símbolo de la amistad; y así habrás visto (si has mirado en ello) que en las sepulturas de alabastro, donde suelen estar las figuras de los que allí están enterrados, quando son marido y mu ger, ponen entre los dos á los pies una

figura de perro en señal que se guar dáron en la vida amistad y fidelidad inviolable.

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Berg. Bien sé que ha habido perros tan agradecidos, que se han arrojado con los cuerpos difuntos de sus amos en la misma sepultura otros han esta do sobre las sepulturas donde estaban enterrados sus señores sin apartarse de ellas, sin comer hasta que se les açababa la vida: sé tambien que después del elefante, el perro tiene el primer lugar de parecer que tiene entendimien to, luego el caballo, y el último la xîmiao c

Cip. Así es; pero bien confesarás que nishas visto ni oido decir jamas que haya hablado ningun elefante, perro, ca ballo,bó, mona pory donde me day á entender que este nuestro hablar tan de dmproviso, cae debaxó del número de aquellas cosas que llaman portentos, las! quales quando se muestran y pare. cen tiene averiguado da experiencia que alguna calamidad grande amenaza á las agentes. agentes. » cob zol onnu dolog, 702

Berg. Deesa manera no harés yo mucho en téner por señal portentosa le que of decir los dias pasados à un estu! diante pasando por Alcalá de Henares. Cip. ¿Qué le oiste decir?

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Berg Que de cinco mil estudiantes que cursaban aquelsaños en dashunivers sidad y los dos miboían medicina izob Cip. ¿ Puess qué vienes rá inferir de eso? As ot54:19 : netshivlo sin Berg. Inficro, 6 que estos dos mil médicos han de tener enfermos que cu far (que sería harta plaga y mala ventura), ó que se habrán de morir dę hambre. Sysoos se sup ollouts Cip. Pero seanto que fuere, noso tooque tros hablemos, sea portentó ó no, que lo que el cielo tiene ordenado que su ceda, no hay diligencia ni sabiduría humana que lo pueda prevenip; y así no hay para qué ponernos á disputar cómo ó por qué hablamos mejor será que este buen dia ó buena noche la metamos en nuestra casa y pues la tenemos tar buena en estas esteras, y no sabemos quanto durará esta nuestra ven

tura sépamos aprovecharnos de ella, yhablemos toda esta noche, sin dar lugar al sueño que nos inipida este gus, to, de mi por largos tiempos deseado.

Berg. Y aun de mí que desde que tuve fuerzas para roer un hueso, tuve deseo de hablar para decir cosas que depositaba en la memoria y allí de antiguas y muchas o se enmohecian, ó se me olvidaban; empero ahora que tan sin pensarlo me veo enriquecido de este divino don de la habla, pienso gozarle y aprovecharme de él lo mas que pudiere, dándome priesa sa decir todo aquello que se me acordare, aunque sea atropellada y confusamentel, porque no sé quando me volverán á pedir este bien que por prestado tengok cap of

Cip Sea esta la manera, Berganza amigo que esta noche me cuentes tu vi da, y los trances por donde has venido al punto en que ahora te hallas y si ma ñana en la noche estuviéremos con habla, yo te contaré la mia, porque mejor será gastar el tiempo en contar las propias, que en procurar saber las agenas vidas.

nido por

Berg. Siempre, Cipion, te he tediscreto y por amigo, y aho ra mas que nunca, pues como amigo quieres decirme tus sucesos y saber los mios, y como discreto has repartido el tiempo donde podamos manifestarlos; pero advierte primero si nos oye al guno.

Cip. Ninguno á lo que creo, puesto que aquí cerca está un soldado tomando sudores; pero en esta sazon mas estará para dormir, que para ponerse á escuchar á nadie.

Berg. Pues si puedo hablar con ese seguro, escucha, y si te cansare lo que te fuere diciendo, ó me reprehende, ó manda que calle.

Cip. Habla hasta que amanezca, ó hasta que seamos sentidos, que yo escucharé de muy buena gana sin impedirte, sino quando viere ser necesario.

Berg. Paréceme que la primera vez que ví el sol, fué en Sevilla, y en su matadero, que está fuera de la puerta de la Carne: por donde imagará (sino fuera por lo que despues diré que mis

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