El bachiller de Salamanca: ó Aventuras de don Querubin de la Ronda; El diablo cojuelo, ó El observador nocturno

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Baudry, 1847 - 393 páginas
 

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Palavras e frases frequentes

Passagens conhecidas

Página 8 - ... verás si ella alza la cabeza; hija de pobres y humildes padres, que queriéndose casar con ella muchos hombres ricos y caballeros, ninguno la contentó, y en todos halló una y muchas faltas, y está atada allí en una cadena...
Página 10 - Cristo y al meson de la Sevillana , que es el mejor de aquella ciudad , el Diablo Cojuelo le dijo al estudiante : — Esta es muy buena posada para pasar esta noche y para descansar de la...
Página 1 - ... de á ocho, á la luz de una linterna que llevan, que por ser tan grande y no poder arrancarle de una vez, por el riesgo del ruido determinan abrirle, é hinchir las faltriqueras y los calzones, y volver otra noche por lo demás ; y...
Página 2 - ... para las necesidades corporales en cuatro años que ha que le compraron, que están encochados como emparedados, siendo tanta la costumbre de no salir de él, que les sirve el coche de conchas como á la tortuga y al galápago, que en sacando...
Página 12 - Palestina , donde es fuerza que se rompa el velo del templo en la tercera jornada , y se oscurezca el sol y la luna, y se den unas piedras con otras , y se venga abajo toda la fábrica celestial, con truenos y relámpagos, cometas y exhalaciones, en sentimiento de su Hacedor, que por faltarme dos nombres que he de poner á los sayones no la he acabado. Ahí me dirá usted, señor huésped , ¿ qué fuera ello?
Página 11 - Nuncio, donde pudiera ser con bien justa causa mayoral de los locos, y meterle en cura , que se le han subido los consonantes á la cabeza como tabardillo. — ¡ Qué bien entiende de afectos el señor huésped ! respondió el poeta incorporándose un poco más.
Página 8 - Vamonos de aquí, no nos embarguen por alguna locura que nosotros ignoramos; porque en el mundo todos somos locos, los unos de los otros.
Página 4 - Cojuelo, aquel barbero, que soñando se ha levantado y echado unas ventosas á su muger, y la ha quemado con las estopas las tablas de los muslos, y ella da gritos, y él despertando la consuela, diciendo que aquella diligencia es bueno que esté hecha para cuando fuere menester.
Página 22 - Aquella escuadra de salvajes que vienen en jumentos de albarda son contadores, tesoreros, escribanos de raciones, administradores, historiadores, letrados, correspondientes agentes de la Fortuna, y llevan manos de almireces por plumas, y por papel, pieles de abadas.

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