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(37) Pares de Francia. No estan acordes los autores acercă el origen de los Pares de Francia. Unos atribuyen su institucion á Carlo Magno, si bien que Henaut cree que este orígen es romancesco. Otros al rey Roberto, y algunos á Luis el Jóven. Los ha habido tambien que los han supuesto de creacion de Hugo Capeto. Sin embargo parece que el nombre Par es tan antiguo en Francia como su monarquía. Derívase del latin par igual, semejante; porque los pares eran iguales en clase, en valor, en dignidad y en valentía. Los mas nombrados de los doce pares fueron Roldan, Oliveros, Reinaldos de Montalvan, Ricarte de Normandía, Guido de Borgoña, y otros cuyos nombres se leen con alguna variedad en las historias y libros de caballerías. Def contenido de estos puede deducirse que la especie de órden que formaban los Doce Pares se asemejaba á la de los caballeros de la Tabla ó Mesa redonda. [V. la nota 43].

En un principio se daba el nombre de par á todos los franceses sin distincion, siempre que fuesen iguales entre sí, pues no era propio de ninguna dignidad. Despues se aplicó á los jueces de ciertas poblaciones; y mas adelante se dió el título de par del reino á los grandes vasallos ó feudatarios de la corona, los cuales componian un consejo ó tribunal presidido por el Rey, llamado la « Corte de Francia » ó la « Corte del Rey » y tambien la «< Corte de los doce pares de Francia» por constar de seis pares eclesiásticos, y de seis laicos ó seglares. La historia y hechos verdaderos ó fabulosos de estos pares, ha ocupado muchas páginas de los libros y romances de caballerías. En el año 1525 se publicó en Sevilla uno con el título: «Libro del noble y esforzado caballero Reinaldos de Montalban, y de las grandes proezas y estraños hechos en armas, que él y Roldan y todos los doce pares paladinos hicieron. »

Los nueve caballeros de la Fama fueron tres judíos, tres gentiles y tres cristianos, á saber: Josué, David y Judas Macabeo: Alejandro, Héctor y Julio César : Artus, Carlo Magno y Godofre de Bullon. En el año de 1530 se publicó en Lisboa un libro acerca estos caballeros titulado: «Crónica llamada el triunfo de los nueve preciados de la fama, en la cual se contienen las vidas de cada uno y los escelentes hechos en armas y grandes proezas que cada uno hizo en su vida, con la vida del muy famoso caballero Beltran de Guesclin, condestable que fue de Francia y duque de Molina, nuevamente traducida del lenguage frances en nuestro vulgar castellano»> por el honorable varon

Antonio Rodriguez Portugal, principal rey de armas del Rey nuestro señor. Reimprimióse este mismo libro en Alcalá de Henares en 1585.

(38) Habia muerto á cuatro gigantes. Aunque nadie crea en la existencia de un pueblo de gigantes ni de enanos, pues parece que la naturaleza ha fijado la altura de los hombres á cinco pies poco mas ó menos, no obstante los libros de caballerías estan tan llenos de aventuras, en las cuales figuran estos monstruos ó abortos de la naturaleza, que cualquiera creeria que verdaderamente eran comunísimos en aquellos tiempos. En los libros de caballerías se suele dar á los gigantes el nombre de jayanes, y generalmente se les representa soberbios y descomedidos como dice D. Quijote en el cap. I. Los nombres de los gigantes Morgante, Alabastro, Pasamonte, Mandroco, Argofeo, Balan, Matroco, Trasilcon, Argamonte, Briareo y otros, son muy comunes en los libros referidos.

Los enanos y las enanas, mucho mas comunes que los gigantes ó los hombres de una talla colosal, pasaron á ser despues de moda, y se introdujo la costumbre de tener algunos en los palacios de los reyes y grandes señores para divertirse con ellos. Los enanos figuran mucho en las historias de los caballeros andantes. Solian ser los mensageros, ó de quienes las damas, príncipes ó

reyes se valian para enviar ciertos recados importantes, como carteles de desafíos, pésames etc. Se les ve por lo comun en los carroseles ú otras pompas caballerescas montados cerca sus amos ó dirigiendo á veces los mismos carros, ó tocando instrumentos estraños y desoidos. Generalmente se pintan feos y de, mala catadura, y no solo en la edad media y tiempos posteriores se divirtieron los grandes con los enanos, sino que hallamos ya algo de esta costumbre entre los romanos. Los enanos fueron tambien otro de los ornatos de la corte de muchos reyes. De Felipe II sabemos que tenia uno llamado Estanislao, gran tirador de arcabuz, Felipe III poseia otro tan pequeño, llamado Simon Bonamí, que Figueroa le llama «< átomo de criatura, vislumbre de niño, príncipe de enanos, pensamiento visible, burla del sexo viril, melindrillo de naturaleza;» y Felipe IV iba en ciertas ocasiones acompañado de otro enano.

Una pasion estremada por lo maravilloso hizo inventar á los autores de los romances de caballerías aquellos combates estraor dinarios y sobrenaturales, en cuyas exageradas descripciones tenemos un ejemplo de hasta donde pueden conducir á un hombre los estravíos de la razon.

(39) El sabio Esquife. Debe decir Alquife, nombre que tal vez estropcó la sobrina, y fue el sabio historiador que escribió la « Crónica del muy valiente Amadis de Grecia, llamado el caballero de la ardiente espada » de la que tenemos una edicion hecha en Sevilla en 1542. (V. la nota 45.)

(40) Jayanes. (V. la nota 38).

Capítulo serto.

(41) El cual. Esto es D. Quijote, última palabra del capítulo antecedente. (V. la nota 29).

(42) Pidió las llaves. Es decir el cura que se nombra en el título ó epígrafe del capítulo. (V. la nota 29).

(43) Amadis de Gaula. Entre los libros de caballerías nadie disputará seguramente su primacía al de Amadis de Gaula. El mismo Cervantes en el escrutinio que el cura y el barbero hicieron en la librería de D. Quijote, dijo: que los cuatro libros de Amadis de Gaula fue el primero de caballerías que se imprimió en España, y que todos los demas tomaron principio y orígen de este; y los escrutadores, sin embargo de su rigidez, resolvieron otorgarle la vida, y librarle de pasar á las manos de la ama, y de estas por la ventana al corral para dar pábulo á la hoguera «por ser el mejor de todos los libros que de este género se habian compuesto, y único en su arte. » D. Quijote se propuso imitar principalmente á Amadis de Gaula en sus aventuras y andanzas caballerescas, y el preferirle á la demas caterva de caballeros aventureros, procederia acaso de considerarle el mas amartelado de su dama, el mas tierno de corazon, el mas lleno de pundonor, y especialmente de ser el mas famoso y como el fundador de la órden estrecha de la caballería; por cuya razon el cura le da el título de Dogmatizador de su secta. Sin embargo no por eso debe considerarse que el libro de Amadis de Gaula fuese el primero que se escribió y publicó de caballerías; pues conviene advertir que hubo á lo menos dos clases ó sectas de caballeros andantes. Los unos llamados de la Tabla redonda, tenian relacion con los principios del reino de Inglaterra, y la introduccion del evangelio en él, mezclado y confundido todo con cuentos y narraciones estrañas y eştravagantes. Otro linage de libros de caballerías habia, en los cuales se trataba del orígen de los galos, primeros habi-tantes de las Galias ó Francia, conocidos en tales historias con

Jos nombres de gaulos ó gauleses: y de estos el primero que se imprimió en España fue sin duda el de Amadis de Gaula.

Las mas de las naciones cultas de Europa, dice Pellicer, se disputan la gloria de ser autores de este libro. Los flamencos quieren que primero se escribiese en su lengua, de donde dicen le tradujo á la española un tal Acuerdo de Oliva sin ceñirse á las leyes de intérprete, sino usando de libertad, añadiendo muchas cosas , y por esta traduccion española hizo la suya francesa Jacobo Gorreo, El Amadis en frances era tan estimado en Francia, segun dicen entre otros Vicente Placcio, que apenas habia familia donde no se hallase un ejemplar; porque se creia que sin él no se podia hablar ni escribir con perfeccion la lengua; y Henrique III le apreciaba en tanta manera, que le tenia colocado en su librería entre las obras de Aristóteles y Platon, El mismo Placcio añade en el Teatro de los anónimos, que es público y notorio que el autor del Amadis de Gaula es español, y que en lengua española fue escrita originalmente su historia, aunque no conste por quien, El que este héroe fabuloso se fiuja frances, nada tampoco justifica: antes de esto ? como dice D. Nicolas Antonio, se puede deducir que no lo era; porque era comun entre los escritores de libros de caballerías, suponer que sus héroes habian nacido en paises lejanos,

Creyeron algunos franceses, pero sin razon ninguna, que el libro de Amadis de Gaula fue escrito por la española Santa Te→ resa de Jesus, fundados sin duda en que la Santa escribió uno de caballerías, como lo dice terminantemente su confesor el P, D. Francisco de Ribera,

Lope de Vega atribuye el libro de Amadis á una dama portuguesa, El abate Llampilles, sin duda con mucho fundamento, dice que el primer romance español titulado Amadis de Gaula, fue compuesto en el siglo XIV por el portuges Vasco Lobeyra, natural que era de Oporto y que asistió á la célebre batalla de Aljubarrota dada en el año 1385; añadiendo que apenas se publicó, fue creido superior á cuantos habian salido hasta entonces, á cuantos se escribieron hasta el Quijote, El P. Sarmiento no quiere conceder este honor á los portugueses, atribuyendo con poca razon esta historia, unas veces á D. Alonso de Cartagona, obispo de Burgos, y otras á D, Pedro Lopez de Ayala, historiador del Pedro , que murió en 1407; pero Pellicer casi justifica que no pudo ser autor de ella ni el uno ni el otro, Se inclina, como Llampilles, á que Amadis de Gaula se escri¬

y

rey

D.

bió en el siglo XIV, y no muy al princípio, fundado en que el Dante ni el Petrarca no hicieron mencion de él en la invectíva contra los libros de caballerías; y añade que este libro es posterior al de los caballeros que tratan de la Tabla redonda.

Este libro anónimo de Amadis de Gaula, fue, como hemos insinuado, el primero que de caballerías se imprimió en castellano en España; pero igualmente se ignora en qué tiempo. Se cree que el primero que lo publicó fue un tal Garci Ordoñez de Montalvo, regidor de Medina del Campo, despues de concluida la conquista del reino de Granada. Este romance debió mucho á este editor, segun cree Llampilles, por haber corregido y retocado su estilo; pero Pellicer no es de la misma opinion, pues aunque en el prólogo de la edicion hecha en Zaragoza en 1521, la mas antigua que se conserva en la Biblioteca Real, advierte el mismo Ordoñez que « le corrigió de los antiguos originales quitando muchas palabras superfluas, y poniendo otras de mas pulido y elegante estilo añade que con esta inoportuna diligencia desfiguró el original.

Ningun romance, en juicio de Quadrio, citado por el mismo Llampilles en su Ensayo histórico-apologético de la literatura española, ha tenido jamas tanto aplauso como el de Amadis, y todavía le conserva despues de tantos años. «Se ha de confesar, añade, que es el mejor en el género de caballería, el mas gustoso y el mas bien escrito. » El voto de Torcuato Tasso es mas decisivo. Hablando este poeta italiano en un discurso sobre el poema épico de este y otros romances españoles, dice: «Sea quien fuere el que nos describió á Amadis amante de Oriana, merece mas aprecio que algunos de los escritores franceses, sin esceptuar de este número á Arnaldo Daniel, que escribió el de Lanzarote, y por mas que dijese Dante: Kime d'amor e prose di Romanzi

Soverchiò tutti, e lasciar dir gli stolti

Che quel di Lemosi credon che avanzi.

Pero si hubiese leido á Amadís de Gaula y otros, contínua el Tasso, quizá hubiera mudado de concepto; porque con mas nobleza y mayor constancia pintan los amores los poetas españoles que los franceses. >>

El mismo Garci Ordoñez, que corrigió el antiguo Amadis, aumentó un quinto libro, al que tituló: «Las Sergas de Esplandian, ó Espiandian hijo de Amadis» que es lo mismo que decir las

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