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sobre el que acabais de pronunciar en mi honor. Le veo como un monumento (permitidme, señores decirlo) que hará mi gloria y que realzará mis servicios al Estado de Cartagena á los ojos de todos; pues todos están acostumbrados á contemplaros severos é inspirados por todas las luces de la sabiduría en cada una de vuestras decisiones.

Sin embargo, sufrid que os diga que para conmigo, vuestra generosidad ha tomado el lugar de la rigurosa justicia, y que demasiado modestos para atribuir á vuestros consejos la salvacion de la Patria, creyendo que ningun título sería suficiente para indemnizaros con un hijo de Venezuela que no hizo más que llenar su deber en Cartagena, suponeis que las victorias debidas á los talentos y á la firmeza del Presidente de ese Estado y al valor de sus invencibles soldados, sean el resultado de mis esfuerzos, cuando yo veo que con ellos, si llené en cuanto me fué posible mi deber, sin embargo, no hice nada tan extraordinario y grande, que prescriba la admiracion y os obligue á tan altas recompensas.

Tanto mayor es, por lo tanto, legisladores, mi reconocimiento al Acto que expedísteis en 15 de Marzo:

Dios os guarde muchos años.

Caracas, Mayo 4 de 1814-4.

Beñores de la Cámara legislativa.

CXCIII.

SIMON BOLÍVAR:

PRESENTACION al General Simon Bolívar del Acto legislativo del Estado de Cartagena de Indias, en que le declara Hijo benemérito de la Patria, y que su nombre sea colocado en letras de oro en el archivo de la Legislatura.

La Comision encargada por el Gobierno del Estado de Cartagena, de presentar al General Simon Bolívar dicho Acto legislativo, se compuso de los señores Juan Salvador de Narváez y Doctor Pedro Gual, y cumplió su mision hallándose el referido General en la ciudad de Carácas. El primero de los expresados Comisionados, al hacer la presentacion dicha, entre otras cosas, dijo:

"Me acerco á V. E., y dos sentimientos igualmente vivos se mezclan en mi corazon: el de amor hacia un hombre estimable que me ha prodigado mil distinciones, y el de admiracion, que la presencia de los héroes debe naturalmente inspirar...... Tanto las acciones guerreras, como los talentos y las virtudes cívicas, han hecho resonar el nombre del jóven General Bolívar en todos los pueblos de la Nueva Granada, y CarTAGENA es el primero que se complace de esos triunfos á que ha contribuido, y de haber contado á V. E. entre sus dignos oficiales. El dia en que se publicó en aquella ciudad la entrada victoriosa de V. E. en la redimida Caracas, fué el más bello que ha aparecido sobre nuestro horizonte.” Y el General Bolívar respondió:

"Nada puede serme más lisonjero que verme colocado entre los hijos

beneméritos del Estado de Cartagena. Acepto, pues, con la más cordial gratitud un título que por todos respectos lisonjea mi corazon. Yo recibí de aquel Estado los auxilios que me pusieron en la aptitud de libertar mi Patria. Yo combatí con los cartugineses, cuyo denuedo ayudó constantemente mis esfuerzos. Si he tenido la gloria de romper las cadenas de mi pais esclavizado, lo debo principalmente al acogimiento favorable y á los generosos sacrificios que merecí del Estado de Cartagena. Estos jamás se borrarán de mi memoria. La amistad más sólida, la union más perfecta reinarán siempre entre Cartagena y Venezuela. Nuestros vínculos aumentarán la grandeza de la República, y nuestros enemigos, al vernos unidos, abandonarán el loco proyecto de dominarnos que los ha fascinado. Los hijos de Cartagena y Venezuela serán los hijos de una misma familia, unidos por reconocimiento, unidos por amor é intereses mutuos. Yo, á nombre de los pueblos que tengo la gloria de mandar, y que me han confiado su custodia durante la guerra, ofrezco al Estado de Cartagena cuanto esté de mi parte y pueda contribuir á la destruccion de nuestros enemigos y á nuestra mutua seguridad."

CXCIV.

EL PRESIDENTE Gobernador del Estado de Cartagena, informa al Gobierno de la Union acerca de la situacion política de dicho Estado, y le propone la adopcion de algunas medidas para reaccionar la opinion en favor de la Independencia y Libertad.

EXCELENTÍSIMO SEÑOR!

Las Gacetas que incluyo á V. E. le impondrán por extenso de la extraordinaria terminacion que ha tenido la guerra de Europa: confinado en una isla del Mediterráneo el que no cabia en el vasto Imperio de la Francia, muerta su dinastía, y renaciendo la de Borbon sobre los tronos que ocupaban Fernando VII en Madrid, y á punto de partir de Londres para Paris Luis XVIII.

Acontecimientos de naturaleza tan decisiva y perentoria, y de un influjo incalculable sobre el sistema del mundo politico en distintas circunstancias, serian para nosotros fenómenos que admirariamos un momento por lo extraños: pero al presente, que han desconcertado todos los cálculos y esperanzas de la América, ellos se nos ofrecen como una intimacion de peligros inminentes, de circunstancias muy difíciles y apuradas, de los últimos esfuerzos y sacrificios, ó bien de escenas trágicas y de catástrofes horribles.

Y á la verdad, España, amiga de Francia y de Inglaterra, unida bajo su Rey, que sin las dificultades que suponian algunos, ha jurado la Constitucion de la Monarquía, libre del influjo de Bonaparte, que dió esperanzas á otros de disgustos y rompimiento con Inglaterra, con ejércitos disponibles, perfectamente organizados y aguerridos; España, digo, ¿ dejará de aplicarlos á reducir las Provincias que se han sustraido á su obediencia, á recobrar lo que mira como su patrimonio, à vengar sus

pretendidos agravios; dejará su orgallo estéril, impune nuestro atentado en esta época de gloria y de vigor, cuando en los momentos de angustia y de agonía sacrificaba á aquel objeto favorito las fuerzas que necesitaba para su propia salvacion?

No nos engañemos: los españoles van á empezar la conquista, en circunstancias las más ventajosas para ellos y las más contrarias á nosotros, y el interes, la antigua posesion, el punto de honor y un mortal encono van á hacerla tan bárbara como la primera. Cartagena, que tanto les ha perjudicado en sus intereses, y está avanzada en los peligros, será una de las primeras víctimas marcadas por su furor, y Santa Marta ofrece un asilo á las fieras que hayan de repartirse á devastar la Nueva Granada. ¿Quién, cómo, con qué fuerzas se ha de resistir esta invasion? ¿Dónde están los soldados, las armas, los fondos, la union y energía del Gobierno en que pueda reposar nuestra confianza? Cartagena no ve en parte alguna estos elementos esenciales de resistencia, y limitándose á hablar de sí misma, confiesa altamente su impotencia para mantener con honor y suceso el puesto importante que le ha cabido, é impedir la entrada de los enemigos hasta el corazon del Reino. Todo le falta: soldados;-su poblacion apurada en términos de resistir y entregada á las ocupaciones más necesarias para la vida, no puede darle más: armas;—las pérdidas sufridas en las expediciones y encuentros desgraciados contra Santa Marta, y en nuestras conmociones interiores, la tienen inerme, y una triste fatalidad persigue y malogra sus constantes diligencias por adquirir fusiles: caudales;-en su lugar una plaga de papel moneda, sin crédito alguno, ha encarecido de tal manera la subsistencia, que sin sueldos exorbitantes, el soldado, ni empleado alguno podrá subsistir. A todo esto podria suplir en parte la fuerza de la opinion en favor de la libertad; pero la opinion de nuestros pueblos, nunca bien decidida, por la naturaleza de los principios y motivos que obraron nuestra revolucion, ha ido debilitándose por los sufrimientos, privaciones y sacrificios que necesariamente les ha impuesto, y las ningunas ventajas que de presente ha podido proporcionarles el nuevo órden de cosas. Entre nosotros el papel moneda ha influido funestamente, y acaso más que ninguna otra causa, sobre la opinion pública, y es muy probable que ésta se pervierta enteramente con la noticia del restablecimiento de Fernando, y la perspectiva que presentará á su imaginacion este acontecimiento de mejorar su suerte volviendo á la antigua servidumbre.

Tal es nuestra crítica peligrosa situacion, y con poca diferencia, de toda la Confederacion. Nuestra ruina parece inevitable sin el auxilio de una potencia extranjera, ó sin un esfuerzo prodigioso de los recursos que aun nos restan. Pero qué Potencia vendrá á brindarnos este auxilio que hemos descuidado el solicitar? ¿Cuál, dado que nos quede tiempo para implorarlo, nos lo franqueará? La Inglaterra, única que tiene tanto interes como facilidad para proteger una independencia, observa una conducta tan misteriosa que es imposible penetrar sus verdaderas disposiciones, é imprudente y aventurado librar nuestra suerte sobre la mera posibilidad de su proteccion.

¡Cuánta prevision!... Véase la Real Orden reservada, sobre aprestos de una espedicion española con destino á la Costa firme, que se halla inserta más adelante.

Quedamos, pues, reducidos, al menos por mucho tiempo, y éste el más crítico y decisivo, á nuestros propios esfuerzos y recursos. Cartagena no pierde momento en ponerlos todos en accion: organiza nuevos batallones por medio de una general conscripcion, redobla su solicitud por armarse, realiza y discurre arbitrios para proveerse de fondos, prepara en un depósito la subsistencia de muchos meses, agita la salida de la Diputacion à Londres, aun sacrificando cuatro mil pesos que ha tenido que buscar prestados para aumentar la asignacion del Comisionado, manda en mision por todo el Estado personas respetables por su concepto y patriotismo á sostener la opinion é inflamar el espíritu público. Todo lo que de ella se pueda exigir ó esperar lo hará gustosamente; no quedaria alhaja que no enajene, ni hombre que no arme, ni sacrificio ni extremidad que la arredre ó haga desmayar, siempre que en las demás Provincias de la Union y en el Gobierno general encuentre aquella cooperacion que pueda alentar ó mantener inextinguible su ardor, y le asegure que este no va á ser un temerario, inútil y funesto fanatismo.

Yo paso, pues, á proponer á V. E. la medida y providencias que me ocurre deben tomarse sin pérdida de tiempo. La primera es, que se acerque á este punto el Congreso ó una diputacion de sus miembros tan plenamente autorizada, que pueda obrar por sí todo lo relativo al grande objeto de salvarnos de los peligros que nos amenazan. Este Gobierno se abstiene de pedir para sí esta autorizacion, que acaso no vendria menos bien á la salud de la Nueva Granada, que la que se hizo al Presidente de Cundinamarca cuando era invadida por el Sur. La necesidad de la propuesta, medida indicada antes de estos apuros por todas las circunstancias, segun lo tiene muy de atrás manifestado la Legislatura de Cartagena, acaba de evidenciarla la experiencia en este momento. Las instrucciones dadas al Enviado á la Corte de Lóndres disponen que pase ántes á Jamaica, y reclame allí del Almirante los buques nuestros apresados ó represados por la marina inglesa: que prohiben que se comprometa la Nueva Granada á un comercio exclusivo con la Inglaterra, y quieren que se estipule por Venezuela y la Nueva Granada juntas como un solo Cuerpo, y aun por las Provincias disidentes de una y otra. Si el Congreso residiera en Cartagena, con solo recibir las noticias que todavía tardará mucho en saber, reformaria sin duda aquellos artículos, porque viera que seria una impertinencia ir ahora á hacer reclamaciones en Jamaica: viera que es el caso de comprar la libertad al más alto precio que se exija: y viera que está muy en el órden contentarse con algo de lo que se pide cuando no puede conseguirse todo. Así es que el Gobierno de Cartagena, considerándose subrogado del Congreso por las circunstancias y la imperiosa necesidad, no se ha detenido, por temor de su desaprobacion, en instruir al Comisionado que suspenda las reclamaciones, que trate y estipule para la Nueva Granada, y aun para solas las Provincias que han proclamado su libertad, cuando no pueda sacar partido por todas y por Venezuela, y que pareciendo á Inglaterra poco precio por su proteccion una participacion de nuestro comercio igual à la de otras Naciones, se extienda á ofrecer alguna preferencia ó privilegio, y en extremo caso una exclusiva temporal.

Despues de esta providencia para acercar el Supremo Congreso al teatro de la accion, donde pueda darle toda la energía y rapidez que

demanda la crisis actual, siguen los medios de mantener viva esta accion, soldados, armas, caudales. Penétrese el Congreso, como ya es tiempo, aunque tarde, de penetrarse, de la importancia de esta plaza: he dicho nada, de la absoluta necesidad de conservarla y defenderla á toda costa, para conservar y defender en ellas las demás Provincias y la Confederacion de la Nueva Granada, que es necesidad pensar sobrevivan á su caida, y no vacilará un punto en disponer, como lo insinúo, que se rémitan ganando instantes á esta plaza, cuantos hombres, armas, caudales y aun efectos útiles á nuestro intento, como harina y otros que puedan suministrar las Provincias, reduciéndose éstas, mientras pasa la terrible borrasca, á lo puro necesario en todo género, en el concepto de que si Cartagena sucumbe todo lo han de perder con su libertad; pero si triunfa, su libertad y su felicidad quedarán aseguradas para siempre.

Ha cumplido ya Cartagena en esta comunicacion con lo que le impone su deber como atalaya de la Nueva Granada, con el objeto de Îlenar igualmente la más difícil y gloriosa responsabilidad que le insta ya y le urge como su antemural. Me he explicado con franqueza, porque éste es el lenguaje de los peligros: V. E. conoce la preciosidad de los momentos; ellos ejecutan y se suceden con grandes novedades, llegarán las que tenemos, y segun nos encuentren dispuestos, nuestra suerte quedará irrevocablemente decidida. Vuelvo á repetirlo; en nuestra situacion presente lo porvenir espanta con la perspectiva más espantosa. Puede ser tiempo de prevenirla, y por eso me apresuro á conjurar á V. E. á nombre de la libertad que se nos escapa de las manos, de la Nueva Granada que oye ya el ruido de nuevas y más pesadas cadenas que vienen á presentarle sus tiranos, á nombre de la Patria y de nuestras más dulces esperanzas á punto de deshacerse, que se interese y tome á todo empeño el inclinar al Supremo Congreso á adoptar inmediatamente y poner en ejecucion las medidas que dejo indicadas, y todas las demás prudentes, enérgicas y eficaces que su ilustracion y celo por la causa de la libertad le inspiren para ponernos en actitud de arrostrar los acontecimientos, posponiendo todo otro negocio, renunciando ya á esas distracciones, ilusiones y vanas confianzas en que nos hemos dormido y dejado sorprender y á las prevenciones con que hasta aquí se han oido los clamores y los temores por desgracia ya realizados de Cartagena.

Dios guarde á V. E. muchos años.

Cartagena, Junio 18 de 1814.

Excelentísimo señor.

MANUEL RODRÍGUEZ TORÍCES, Presidente Gobernador del Estado.

Excelentísimo señor Presidente del Supremo Poder Ejecutivo de la Union.

Supremo Poder Ejecutivo de la Union-Tunja, 11 de Julio de 1814.

Al Congreso con las Gacetas inglesas que acompaña para su conocimiento y resoluciones que tenga por conveniente: acompañándose las

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