Handbuch der spanischen Litteratur, Auswahl von Musterstücken aus den Werken der klassischen spanischen Prosaisten und Dichter, mit Einleitungen von L. Lemcke, Volume 1

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Passagens conhecidas

Página 391 - Mas, con todo esto, sube en tu jumento. Sancho el bueno, y vente tras mí; que Dios, que es proveedor de todas las cosas, no nos ha de faltar, y más andando tan en su servicio como andamos, pues no falta...
Página 169 - Que los sabios dicen que vale más una migaja de pan con paz que toda la casa llena de viandas con rencilla.
Página 216 - Lázaro : de hoy más eres tuyo y no mío. Busca amo y vete con Dios. Que yo no quiero en mi compañía tan diligente servidor. No es posible sino que hayas sido mozo de ciego.
Página 219 - Buenos hombres, vosotros nunca habíades de rogar por un hombre en quien Dios tan señaladamente se ha señalado ; mas, pues él nos manda que no volvamos mal por mal y perdonemos las injurias, con confianza podremos suplicarle que cumpla lo que nos manda y su Majestad perdone a éste que le ofendió, poniendo en su santa fe obstáculo. Vamos todos a suplicalle.
Página 367 - Y así, sin dar parte a persona alguna de su intención y sin que nadie le viese, una mañana, antes del día, que era uno de los calurosos del mes de Julio, se armó de todas sus armas, subió sobre Rocinante, puesta su mal compuesta celada, embrazó su adarga, tomó su lanza, y por la puerta falsa de un corral salió al campo, con grandísimo contento y alborozo de ver con cuánta facilidad había dado principio a su buen deseo.
Página 220 - ... mucha pena del bien que allí se hiciera en tomar la bula. El señor mi amo le perdonó y fueron hechas las amistades entre ellos. Y...
Página 469 - ... que parecía se iba a buscar de comer forzada de la necesidad; los brazos secos; las manos como un manojo de sarmientos cada una. Mirado de medio abajo parecía tenedor o compás, con dos piernas largas y flacas.
Página 149 - ¡Esfuerza, esfuerza, Celestina! ¡No desmayes! Que nunca faltan rogadores para mitigar las penas.
Página 367 - Sevilla con unos arrieros que en la venta aquella noche acertaron a hacer jornada; y, como a nuestro aventurero todo cuanto pensaba, veía o imaginaba le parecía ser hecho y pasar al modo de lo que había leído, luego que vio la venta, se le representó que era un castillo con sus cuatro torres y chapiteles de luciente plata, sin faltarle su puente levadiza y honda cava, con todos aquellos adherentes que semejantes castillos se pintan.
Página 213 - Y como la antiquísima arca, por ser de tantos años, la hallase sin fuerza y corazón, antes muy blanda y carcomida, luego se me rindió y consintió en su costado, por mi remedio, un buen agujero.

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