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ban en la corte de don Juan II, y el grado de opulencia a que habia llegado la ciudad de Sevilla á mediados del siglo XV, segun refiere Zúñiga en sus Anales de aquella ciudad, acreditan los progresos que habian hecho la industria, el comercio y las artes; pero estas decayeron despues en el infausto reinado de Enrique IV por las alteraciones civiles, y el desacertado gobierno de aquel imbécil alab o'rt ab slabi? ang trab

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CAPÍTULO XI.

Progresos intelectuales de los españoles desde principios del siglo XIII hasta el advenimiento de los reyes católicos.

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Defecto harto comun ha sido en los escritores

de la historia literaria el convertirse en indiscretos panegiristas de su propia nacion, dando valor á muchas obras que deberían estar perpetuamente sepultadas en el olvido. Y donde se nota mias esta parcialidad es en los juicios que se hacen de los escritores de la edad media; porque como en ella escasea tanto lo bueno, suelen dispensarse indebidos elogios para abultar los tesoros literarios, ocultando la pobreza ó desnudez con postizas

galas. A esta vanidad nacional, que algunos llaman por mal nombre patriotismo, se agrega á veces el amor propio individual empeñado en dar importancia á un pergamino antiguo, ó libro raro que descubrió, aunque la razon y la filosofia no encuentren en él asunto digno de alabanza.

Por el contrario hay adustos críticos que sin tomarse el trabajo de examinar lo que hicieron los hombres en aquellos siglos de atrasada civilizacion, todo lo condenan como poco honroso y desigual á los adelantamientos posteriores.

Entre estos dos escollos quisiera yo llevar mi rumbo, de manera que ni diese en parcial panegirista, ni en detractor injusto. Por de contado mi posicion es mas favorable; porque no intentando, como llevo dicho, escribir la historia literaria, sino hacer un bosquejo de la cultura intelectual, indicando los escritores y personages mas insignes que contribuyeron á ella; podré incurrir en menos equivocaciones si fuese á dar puntual razon

que

de cuanto se ha escrito.

Hecha esta salva aun me queda otra advertencia preliminar, y es que el escolasticismo dominante en Francia á últimos del siglo XII, no se estendió á la península en el siguiente; pues que don Alonso el Sabia designando las enseñanzas que constituian un estudio general ó universidad, (se entiende en España), no menciona la teologia

escolástica (1). Ni don Nicolás Antonio haciendo la reseña de los escritores del siglo XIII cuenta un solo teólogo de esta especie. Todos son historiadores, poetas, legistas, canonistas, comentadores de la escritura, apologistas de la religion &c. Esta esclusion de la pedantería escolástica, y la inmediata comunicacion con los árabes, fueron las principales causas de los progresos intelectuales que en el siglo XIII hizo la monarquía castellana.

Don Alonso VIII que abatió el poderío de los musulmanes en las Navas de Tolosa, no fue menos insigne como uno de los reyes de Castilla que mas fomentaron la civilizacion moral é intelectual de sus súbditos. Su palacio era una escuela de esmerada educacion, en la que adquirieron doña Blanca y doña Berenguela aquellas eminentes virtudes, prudencia y discrecion política con que se distinguieron, y en especial la última, dirigiendo con tanto acierto el timon del estado, é inspirando á su hijo San Fernando tan nobles y elevados pensamientos.

Don Alonso que sabia distinguir y galardonar el verdadero mérito, eligió para ocupar la silla metropolitana de Toledo á don Rodrigo Jimenez, eclesiástico adornado de grandes conocimien

(1) Leyes 1. y 3., tit. 31, part. 2.a

tos, y patrocinador como el monarca de los buenos estudios. Justo apreciador de la sabiduria, se dedicó á estudiar el idioma árabe para hacerse dueño de las riquezas literarias de aquel pueblo tan culto (1). Ni su diferente creencia, ni el encono con que se hacia entonces la guerra entre cristianos y almohades, le obcecaron con bárbara intolerancia, como al cardenal Cisneros, que hizo quemar millares de manuscritos árabes en Granada.

Don Rodrigo, al contrario, estudiando y consultando los de su tiempo, escribió su Historia de los árabes, que en concepto del señor Conde, voto respetable en la materia, es "harto preciosa," aunque no tiene la estension y claridad conveniente en la sucesion de las dinastías de España. Como quiera ella fue la primera historia latina que vió la Europa de aquellos pueblos del oriente (2).

Cooperó tambien á la civilizacion moral é intelectual otro insigne prelado de aquellos tiem→

(1) El señor Conde dice que llegó á hablar el árabe como su propio idioma. Prólogo á la Historia de la dominacion de los árabes.

(2) El arzobispo don Rodrigo escribió otras obras de que trata don Nicolás Antonio, Biblioth. vet., tomo 2.o, páginas 51 y siguientes.

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