Imagens das páginas
PDF
ePub

quid sine moribus leges vanæ proficiunt? (1) La sociedad estaba sumamente corrompida; y el clero, que debiera con su doctrina y ejemplo poner freno á esta relajacion de costumbres, necesitaba tambien reforma como los seglares. Entre la potestad civil y eclesiástica habia gran desacuerdo. por el privilegio de la inmunidad personal (2). Multiplicado el número de eclesiásticos, á consecuencia de las exenciones y franquezas concedidas al clero por las leyes de Partida, muchos de ellos incapaces de servir á la iglesia, y de proporcio

sa incontestable que las primitivas leyes de él fueron dictadas por el conde don Sancho de Castilla, opinion que rebatió el señor Marina, como dije en el tomo primero, página 85, nota segunda.

(1) Carmin. lib. 5, od. 24.

(2) Los procuradores de las córtes de Leon, celebradas en 1345, decian al rey don Alonso XI lo siguiente: «Algunos que se llaman clérigos non habiendo orden sacra que facen algunos maleficios, é los jueces legos prenden á estos tales para les dar aquella pena que fallan por fuero é por derecho, é los jueces de la iglesia descomulgan á los alcalles por esta razon. E los alcalles con esta premia han de entregar los presos, é facer emienda á la iglesia é á los jueces de ella. E que los jueces de santa eglesia non facen justicia en estos tales, é pierdese la nuestra justicia y toman osadia los malos, é que nos piden que les pongamos remedio en esto, porque los malos hayan pena é vivan ellos en paz. Esta peticion, que es la tercera, se repitió en las córtes de Valladolid de 1351 y es la 37.

narse por este medio recursos para subsistir, se ocupaban en oficios y negociaciones profanas, algunas indecentes, como resulta del concilio de Valladolid que presidió el cardenal Sabina, del sínodo de Leon celebrado el año de 1267, de las cortes de Zamora tenidas el año de 1274, de las de Medina del Campo y Valladolid celebradas en el año de 1329.

Tambien se habian multiplicado mucho las órdenes religiosas, que habiendo sido al principio recomendables por su instruccion, desinteres y laboriosidad, participaban ya de la corrupcion general, segun resulta de los cuadernos mismos de cortes, y en especial de las de Alcalá de 1248, de las de Valladolid de 1351 y de las de Soria cele bradas en 1380.

No era don Pedro quien habia de reformar una sociedad tan pervertida; al contrario, agitado de las mas vehementes pasiones, despreciador del decoro y de las mismas leyes que recopilaba, entronizó la disolucion, y manchó su tálamo impuro con sangre inocente. La indignacion pública se alzó contra él; su hermano bastardo don Enrique, ardiendo en deseo de vengar la muerte de su ma~ dre, alzó el estandarte de la rebelion, se valió de tropas estrangeras para dar la ley en su patria; y despues de una sangrienta lucha subió al trono, sirviéndole de escalon un horroroso fratricidio.

CAPÍTULO II.

Continuacion del mismo asunto.

Las enfermedades morales de la sociedad, como las físicas del cuerpo humano, tienen su término, su tiempo de crísis; y este término es la muerte, ó una reaccion benéfica que conduce al estado de sanidad. Las calamidades públicas habian llegado al estremo en la sociedad castellana: el sufrimiento estaba ya apurado; y la nacion perdonandó á dou Enrique el alevoso medio con que habia ocupado el trono, se prestó á obedecerle, no viendo otro camino de salvacion.

Hallábase el nuevo monarca en posesion de casi todo el reino, al frente de un ejército poderoso, apoyado con la alianza francesa, en suma pro. visto de medios para resistir á los enemigos inte

riores y esteriores: era ademas bizarro, afable y generoso, calidades que le habian grangeado muchos partidarios.

La nacion no se engañó en sus esperanzas: don Enrique supo con su valor y destreza triunfar de los partidarios de don Pedro en lo interior; hacer frente al duque de Lancaster que le disputaba la corona (suponiéndola perteneciente á su esposa doña Constanza como hija mayor de don Pedro y de doña María Padilla); é invadir á Portugal que se habia declarado por el duque de Lancaster, viéndose obligado aquel monarca á admitir condiciones de paz. Finalmente, los ingleses fueron vencidos por mar y tierra (1); y los reinos de Aragon y Navarra que tambien se habian mostrado contrarios á don Enrique, hubieron de reconocerle.

Para curar los males que habia acarreado á la monarquía la desastrosa guerra civil, celebró cór

(1) Fué célebre la victoria naval conseguida por el almirante Bocanegra contra el inglés conde de Pembrok á vista de la Rochela. Quedaron rendidos varios buques enemigos, y en ellos el almirante y muchos caballeros de la principal nobleza de Inglaterra. Las tropas de aquella nacion que desembarcaron en la Península para guerrear de acuerdo con los portugueses, fueron vencidas como estos, y hubieron de abandonar la empresa,

tes en Burgos este monarca á principios de su reinado (1); y en ellas se acordó entre otras cosas lo siguiente: 1.o una amnistía general con escep cion de algunas personas; 2.o la confirmacion de todos los privilegios, franquicias y libertades otorgadas por los reyes anteriores, escepto las concedidas por don Pedro, para las cuales era necesaria nueva gracia; 3.o la devolucion de sus bienes á las personas que por temor á don Pedro se habian espatriado; 4.° la uniformidad de pesos y medidas en todo el reino; 5.o que no se dicsen las alcaldías y alguacilazgos á sugetos podesino á hombres buenos de las ciudades, villas y lugares, á pedimento de los mismos concejos.

rosos

Otra peticion hay en este mismo ordenamiento de las cortes de Burgos, á la cual se negó el rey: su objeto era que se formasen hermandades para perseguir malhechores, las cuales se hubiesen de juntar á toque de campana. Don Enrique conoció bien por los sucesos pasados el peligro de estas asociaciones turbulentas, y obró en esto con mucha discrecion. Esta resistencia acredita el po

der que

tenian ya los monarcas, y que don Enrique supo conservar sin oposicion de la nobleza, á

(1) En 1366.

« AnteriorContinuar »