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de espíritu altamente humanitario, la nación que por el monopolio del tráfico de negros y disfrute del antiguo Asiento á tan tenaces luchas nos había provocado, la Gran Bretaña. El 8 de Febrero de 1815 había alcanzado que los miembros del referido Congreso suscribieran una declaración con estos considerandos:

«Que los hombres justos é ilustrados de todos los siglos han pensado que el comercio conocido con el nombre de tráfico de negros de África es contrario á los principios de la

humanidad y de la moral universal.

>>Que las circunstancias particulares que le originaron y la dificultad de interrumpir repentinamente su curso, han podido cohonestar hasta cierto punto la odiosidad de conservarle; pero que al fin la opinión pública en todos los países cultos pide que se suprima lo más pronto posible.

>Que después que se ha conocido mejor la naturaleza y las particularidades de este comercio, y se han hecho patentes. todos los males de que es causa, varios Gobiernos de Europa han resuelto abandonarlo, y que sucesivamente todas las potencias que tienen colonias en las diferentes partes del mundo han reconocido por leyes, por tratados ó por otros empeños formales la obligación y la necesidad de extinguirlo.

>>Que por un artículo separado del último tratado de París han estipulado la Gran Bretaña y Francia que unirían sus esfuerzos en el Congreso de Viena para decidir á todas las potencias de la cristiandad á decretar la prohibición universal y definitiva del comercio de negros.

>>Que los plenipotenciarios reunidos en este Congreso no podían honrar más bien su comisión, desempeñarla y manifestar las máximas de sus augustos soberanos que esforzándose por conseguirlo y proclamando en nombre de ellos la resolución de poner término á una calamidad que ha desolado por tanto tiempo el Africa, envilecido la Europa y afligido la humanidad.»

Una de las consecuencias naturales de la referida adhesión tenia que ser, y fué, pues, la de acabar con el tráfico en los dominios de España, ajustando al efecto tratado con Ingla

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terra, entre cuyas condiciones eran principales la prohibición de tal comercio desde el día 30 de Mayo de 1820, y'las formalidades con que había de verificarse en el interior. La Gran Bretaña se obligaba á pagar, en 20 de Febrero de 1818 400.000 libras esterlinas como compensación de las pérdidas que sufrieran los súbditos de Su Majestad Católica por resultado de la abolición. España concedía á los buques ingleses el derecho de visita y registro de los mercantes suyos, pudiendo detenerlos y conducirlos al juicio de un tribunal mixto; con lo que, y las adiciones posteriores, puede muy bien decirse que se renunció de paso al comercio de buena fe en toda la costa de Africa; porque tal uso y abuso hicieron los cruceros de la Gran Bretaña de este derecho, que arruinaron á los armadores dedicados á la extracción de aceite de palma y otros artículos africanos 2.

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En estos tiempos se concertaron algunos otros convenios perjudiciales á la navegación y al comercio, entre ellos uno con el Rey de las Dos Sicilias renunciando á los privilegios que de tiempo antiguo gozaban en Nápoles nuestros buques . Por excepción, es de mencionar el que se ajustó con el Soberano de los Países Bajos reproduciendo los que se habían tratado en los reinados de los Felipes III y IV para enfrenar las piraterías de las regencias berberiscas y proporcionar á la navegación del Mediterráneo la seguridad posible. Al efecto se obligaban las partes contratantes á mantener en la mar fuerzas suficientes, debiendo ser las de España un navío de línea, dos fragatas, un bergantín y 16 bombarderas, y las del Rey de Holanda un navío y seis fragatas *.

¿Las había sobrantes en nuestras aguas? Júzguese por la comisión de aquellas de mayor aparato y lucimiento, para

1 Se firmó en Madrid el 23 de Septiembre de 1817.— Colección Cantillo.

* Es de interés en esta materia el conocimiento del libro titulado Algunos escritos del teniente de navio D. José Emilio Pardo de Figueroa (Pascual Lucas de la Encina), ordenados y anotados por el Doctor Thebussem. Madrid, imp. de Rivadeneyra, 1873. —La trata de negros.

› Firmado en Madrid el 15 de Agosto de 1817.—Colección Cantillo.

• Tratado firmado en Alcalá de Henares á 10 de Agosto de 1816. — Colección Cantillo.

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las que siempre se habían empleado grandes escuadras, conduciéndolas jefes de alta graduación. Estaban concertados los casamientos del Rey y de su hermano el infante D. Carlos con D. María Isabel y D. María Francisca, hijas de la Princesa del Brasil, y las disposiciones adoptadas para el viaje a España, contrastando con las tradicionales en casos semejantes 1, se redujeron al envío de la fragata Soledad y á rogar á Dios que hiciera buena travesía 2.

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Ya no era ministro de Marina Salazar; no contentando sus desvelos en las altas más que en las bajas regiones, había dejado el puesto, desterrado en Vitoria, marcando la senda destinada á los sucesores. El suyo lo fué D. José Vázquez de Figueroa, aplaudido por el mucho celo en el período de la Regencia, y tanto hizo notar la falta de bajeles en Ultramar, que consiguió el envío á Burdeos del brigadier de ingenieros D. Honorato Bouyón para construir en astillero particular dos corbetas de á 26 cañones, que por la oportunidad recibieron los nombres de las Infantas.

Era el 4 de Septiembre cuando llegaron estas egregias señoras á Cádiz, á bordo del navío portugués San Sebastián, con escolta de la referida fragata Soledad, concluyendo viaje feliz de sesenta y dos días. El siguiente á la entrada se verificaron los desposorios por poderes en el mismo navío; hubo seguidamente almuerzo de oficio costeado por la Corte de Portugal, y aunque se hubiera ordenado, en consideración á las circunstancias del país y á fin de evitar gastos á los pueblos, que vinieran de incógnito á Madrid con el simple carácter de Duquesa de Olivenza é hijas, S. M. la Reina y S. A. S. la Infanta, á solicitud del pueblo mismo desembarcaron en la falúa real, y en la ciudad, lo propio que en las del trayecto, recibieron demostraciones de amor *.

1 Véase Viajes rcgios.

2 Real cédula, dada á 22 de Febrero de 1816, prescribiendo se hagan rogativas en los temp los pro navigantibus, por el buen viaje de los Infantes de Portugal.— Impresa en una hoja en folio.

3 Por decreto publicado en la Gaceta de 17 de Enero de 1816.

▲ Gaceta de Madrid de 10 de Septiembre á 7 de Octubre. La ciudad de Cádiz en los felices dias de la llegada y mansión de su muy amada reina y serenisima señora

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Si dieron contento las fiestas, extendiéndolo á la familia militar la concesión de indulto, de cruces, de pensiones y de ascensos, en la que alguna parte tocó á la Marina 1, poco afectaron al hondo malestar en que vivía, para el que tampoco era remedio la institución anterior de la real y militar Orden de San Hermenegildo, creada para premiar la constancia y la virtud; la de la Orden de Isabel la Católica, destinada al galardón de los servicios prestados en América, y la de la Cruz de la Marina, de diadema real, con que se distinguirían los méritos profesionales.

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Aun en la Corte aparejó al luto con la gala el fallecimiento del infante D. Antonio Pascual, ocurrido al poco tiempo en circunstancias en que la situación ruinosa y por demás apurada de la Hacienda pública la preocupaba, no sabiendo los

infanta en el mes de Septiembre de 1816. Cádiz, año 1816. Impreso en folio.-Teatro de Sevilla à la llegada de la reina nuestra Señora y su hermana la serenisima infanta D.* Maria Francisca de Asis. Poesías. Imprenta Real, 1816. Cuatro hojas en 4.o Ceremonial que debe observarse en la entrada de S. M. la reina en Madrid. Imprenta de la Gaceta.-Entrada de S. M. la reina en Madrid. Gaccta extraordinaria de 7 de Octubre con descripción de los arcos triunfales y otros adornos. Expresa que los motes y lemas fueron puestos por el marino- poeta D. Juan Bautista Arriaza.Breve noticia de los principales adornos puestos en varias casas de esta Corte el dia de la entrada en ella de la reina nuestra señora y serenisima señora infanta, puesta en verso por D. Domingo Abrial. Opúsculo en 8.o-Al feliz arribo de S. M. la Reina y de su augusta hermana. Composiciones poéticas por D. Antonio Valladares. 1 Gaceta de 13 de Octubre de 1816.

2 El 14 de Abril de 1817, según parte de la Gaceta, en la que se tributaron elogios á la actividad y acierto con que desempeñaba los cargos que le estaban confiados. También se los tributó el vate Rabadán en un soneto cuya terminación era:

«Quiso el cierzo terrible y dominante
De su real avidez dar testimonio,
Arruinando á la España su Almirante.
¡Neptuno, Thetis, Céfiro y Favonio
Eterno mostrarán llanto abundante,
Pues falleció el infante don Antonio!»

Por reverso se lee, en la Historia de la vida y reinado de Fernando VII de España, repetidamente citada: «Descendió D. Antonio al sepulcro cargado con el odio de los buenos ciudadanos, en cuyo exterminio se habia gozado desde su vuelta de Francia, y con el crimen de haber desdorado sus canas, destronando a su hermano y sirviendo de instrumento á un bando furibundo. Fácil le hubiera sido ceñirse la corona de la gratitud nacional, inclinando á su augusto sobrino á los sentimientos benéficos y á la moderación. Pero su ignorancia, hija de una educación mala, su ningún talento y fatua presunción, convirtiéronle en un personaje de farsa, que al paso que servia á los fines de los otros, excitaba la risa del Rey con sus dislates y extravagancias.»

consejeros á qué medio pudiera acudirse en alivio. Uno sólo les ocurría: el de restablecer el envío de caudales que ya por rareza llegaban de América, para lo cual era preciso, ante todo, dominar la rebeldía, dar á aquellas regiones la paz, que procurase los antiguos rendimientos del suelo, y empezar por el gasto que suponía el supremo esfuerzo de un ejército de 30.000 hombres, de flota que lo condujera y de escuadra que lo convoyara, idea que al fin prevaleció y que empezó á realizarse, partiendo de Cádiz, de avanzada, II fragatas transportes con tropa destinada al Callao de Lima, escoltándolas la de guerra Esmeralda. Se volvió á comisionar al ingeniero Bouyón para la compra ó construcción de buques en Burdeos, y como pareciera que no habían de bastar y que en el estado de ruina en que se hallaban los arsenales fuera delirio tratar de la carena de vasos existentes arrumbados, se arbitró expediente por demás sencillo á juicio de los inven

tores.

El asunto se orilló en la Cámara real, mediando un D. Antonio de Ugarte, Secretario privado del Rey y favorito suyo, y el ministro de Rusia Tatitscheff, persona sagaz que había sabido granjearse valimiento en Palacio. Consistía en la adquisición de una escuadra armada y lista para dar la vela en el momento; escuadra de cinco navíos de línea y tres fragatas, que sería entregada en la bahía de Cádiz. Por raro que parezca, ni se consultó el particular con el Almirantazgo, ni al Ministro del ramo se comunicó el secreto de las negociaciones, en las que se contaba con sumas de dinero que habían de producir conferencias distintas entabladas con la Gran Bretaña.

Difícilmente se descubrirá en la historia de la administración negocio que merezca parecidas censuras. Tratado sigilosamente, se procuró que no dejara huella por donde llegara algún día á rastrearse, haciendo desaparecer los docu

1 Este año de 1817 condujo la fragata Sabina desde Veracruz á Cádiz cuatro millones de pesos.

2 Dieron la vela el 6 de Mayo de 1817, mandando la expedición el capitán de navio D. Luis Coig. Gaceta de Madrid.

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