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Opinion del

congreso sobre mismo.

la mudanza del

En las sesiones públicas y secretas que la asamblea celebró en estos dias dominó tanta desconfianza del monarca que ocupaba el solio, que todos los partidos que dividian el congreso se unieron mágicamente en el pensamiento de suponer la caida del ministerio efecto de una conspiracion palaciega. Y como oprimia su corazon el temor de que la guerra de los austriacos contra Nápoles se dilatase á España, imaginaron que para tenerla desapercibida y tiranizarla de golpe habia el príncipe, de acuerdo con la Santa Alianza, arrebatado el gubernalle de las manos de los amigos de la libertad para entregarlo á sus contrarios. El conde de Toreno, á quien tantas veces hemos citado por modelo de templanza y de sabiduría, se esplicó asi en la sesion del 3. "El ministerio Marzo de 1821. pasado ha merecido hasta ahora los sufragios de la nacion, á lo menos en cuanto puede conocerse por la mayoría del cuerpo representativo: era preciso pues para su separacion, conforme al espíritu de nuestras instituciones, haber consultado el mayor número de los individuos que le componen, para averiguar si su sucesor contaría con la misma mayoría. Los consejeros de S. M. no han podido preveer que haya perdido la confianza de las Cortes actuales el ministerio exonerado, puesto que en la precedente legislatura no dimos pie para semejante opinion. En la actualidad se trataba de saber el estado de la nacion y la conducta observada por los secretarios del despacho: este examen hubiérase verificado en las primeras sesiones, haciendo los diputados los cargos oportunos, y por la votacion se hubiese visto si el ministerio convenia ó no. Pero no habiendo merecido de los consejeros de S. M. aquella consulta confidencial, no deben las Cortes contestar á este oficio sino conformándose con la ley funda29

T. II.

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inental. A mas designar personas sería comprometerse; porque si el rey se acomodaba con la propuesta, cargarian las Cortes con la odiosidad que pudieran producir las acciones de los individuos nombrados; y si se apartase de ella, ¿qué ministerio podria sostenerse contra la opinion de un cuerpo legislativo tan claramente manifestada?

"Por otra parte los que han aconsejado al rey, ¿á qué le han espuesto? A que digamos ahora que las personas que merecen la confianza de la nacion son las mismas que S. M. ha separado de su lado; y en este caso se veria ó espuesto á recibir un desaire, ó precisado á suscribir á la propuesta del congreso. ¿Y por qué no han previsto que las Cortes, en caso de tomar una resolucion, preferirian esta á cualquiera otra? Yo veo que los mismos que de doce años á esta parte han conducido tantas veces el trono al precipicio, siguen empujándole á su ruina.

"¡Ojalá que todos los consejeros del rey veneren tanto la Constitucion y la amen tanto como los ministros á quienes se ha separado del mando! porque al menos nunca han vendido á su patria ni á su rey.- La trama es bien notoria á todo el mundo, como tambien que tantos insultos prodigados á la persona real y á la Constitucion han salido generalmente de una misma mano, y no de la de individuos adictos al sistema representativo, sino de los que buscan pretestos para destruirle." Prosiguió el conde demostrando que existia un plan interior para derrocar la ley jurada, y que para facilitar su destruccion se separaba del ministerio á los hombres cuya existencia se hallaba identificada con la libertad.

Todos los oradores del partido moderado, incluso el elocuente Martinez de la Rosa, defendieron al ministerio exonerado por el rey, en virtud

de unos artículos tan claros de la Constitucion; y todos anduvieron cuerdos en oponerse á la propuesta de candidatos, porque ciertamente no competia á la asamblea. Fernando, débil en sus mismos arranques de osadía, debió haber acompañado al decreto de exoneracion el nombramiento de personas de subido temple, profundos conocimientos y popularidad: de este modo hubiérase evitado una controversia, que levantaba aun mas alta la muralla que separaba el palacio de oriente del edificio de doña María de Aragon. Unicamente el señor Cepero alabó la alta confianza que el príncipe dispensaba á los diputados, y á propuesta de Calatrava se aprobó que se contestase al rey que el congreso no podia mezclarse en el nombramiento de ministros, para cuyo acierto podria consultar S. M. el Consejo de Estado.

Gracias con

La asamblea no se contentó con declarar que el ministerio Argüelles poseía la confianza de la nacion, sino que asignó á sus individuos el suel do de sesenta mil reales, en premio de sus servi- cedidas á los cios; y llamados los ex-secretarios del despacho al ex-ministros. seno de las Cortes, merecieron el elogio de los buenos ciudadanos, por la justa reserva y sabia prudencia con que se negaron á revelar los secretos que poseían.

Si corremos un velo sobre las privadas pasiones que originaron los errores del ministerio depuesto, pasiones dificiles de ahogar por el hombre, no podremos menos de hacer justicia á su patriotismo y á sus luces. Pilotos de tiempos tempestuosos, navegando entre opuestos escollos, sin brújula, temian estrellar la nave arrimándose al puerto, y naufragar en medio del mar si soltaban las velas al viento. El pedestal que sostenia su poder era el trono, y el trono lo minaba para hundir con ellos las leyes vigentes: faltos de aplomo

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volvian los ojos al pueblo, pero el pueblo al tenderles la mano imponíales sacrificios, á que jamas se hubieran sujetado si hubiesen contado con la buena fé del rey. En medio de lucha tan amarga, habiendo asido el timon entre los desechos vientos que reinaban en los primeros meses del gobierno representativo, dieron movimiento á todas las ruedas de la máquina que impulsaba el batel público, corrigieron abusos, sufocaron ambiciones privadas, pusieron en planta útiles reformas y destruyeron conspiraciones de naturaleza distinta. La historia imparcial, condenando las armas vedadas, de que quizás en su despecho se valieron alguna vez, tribútales el justo homenage debido á las altas prendas que los adornaban.

La comision nombrada para responder al discurso de la corona rehusó verificarlo al último párrafo por no ser obra de los ministros responsables; y despues de acalorados debates, tenidos en público y en secreto, los representantes del pueblo contestaron al rey en los términos siguientes:

"Han escuchado las Cortes con dolor y sorpresa la indicacion que V. M. se ha servido hacer por sí al dar fin á su discurso..

"Llenas de afectos de lealtad y de ardiente celo por la observancia de la Constitucion, que tan positivamente establece el respeto debido á la sagrada é inviolable persona de V. M., no podrán jainas ver con indiferencia cualquiera accion menos conforme con este principio constitucional; accion que solo pudiera tener cabida en algun español indigno de este nombre, y que mereceria siempre la execracion general de la nacion, y especialmente la de una capital que tantas pruebas ha dado á V. M., desde los primeros tiempos de su reinado, de un amor y fidelidad á toda prueba. For lo demas las Cortes, ceñidas por la Constitu

cion á las funciones legislativas, descansan en el celo y sabiduría de V. M. Confian que V. M., como supremo y único móvil del poder ejecutivo, en cuya augusta persona reside la potestad de hacer ejecutar las leyes, y cuya autoridad se estiende á todo cuanto conduce á la conservacion del orden público, el cual es inseparable del acatamiento y veneracion á la dignidad real, dispondrá que se reprima enérgicamente todo esceso contrario en cualquiera sentido á nuestras instituciones, por los medios que ellas mismas tienen señalado, y esperan que de esta suerte consumará V. M. la grande obra de nuestra restauracion política, y afianzará mas y mas la solidez y perpetuidad del trono constitucional, conforme al voto general é irrevocable de los españoles."

Consultado el Consejo de Estado, y conformándose el rey con su propuesta, nombró en 4 de Marzo ministro de Estado á don Eusebio Bardají, de la Gobernacion á don Mateo Valdemoro, de Ultramar á don Ramon Feliu, de Gracia y Justicia á don Vicente Cano Manuel, de Hacienda á don Antonio Barata, de Guerra á don Tomas Moreno y de Marina á don Francisco de Paula Escudero; encargándose á corto tiempo de la secretaría de la Gobernacion el de Ultramar.

Con este nombramiento amanecia para el príncipe un ministerio libre de las pasiones y de los afectos personales que tanto dominio ejercen en el corazon humano. Honrados y liberales como los anteriores, reunian la ventaja de no haber sido perseguidos en 1814: su firmeza, su energía, su amor á las leyes, prendas eran de muchos quilates para el afianzamiento de la pública tranquilidad, y para que el rey, deponiendo odios injustos, se consagrase de buena fé al arraigo de la Constitucion. ¡Qué ilusiones! No eran los secretarios del

1821. Segundo ministerio consti

tucional.

Fisonomía del mismo.

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