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y Rosa, de la carrera de Cádiz, y á nueve bajeles de menor porte 1.

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La progresión de los corsarios trae á la memoria lo escrito á la Señoría de Venecia por su embajador Zeno sobre el estado de España al empezar el reinado de Carlos II: «Esta nación poseyó tantas tierras, porque no desatendía á sus fuerzas de mar. Como la ley es la misma para los contrarios, excuso decir más.»

Desde el nuevo reino de Granada pudiera continuar la relación de las revueltas en su camino hacia el Sur por el Alto Perú; pero, bajo el punto de vista náutico, interesa más examinarlas en la dirección opuesta, saltando el territorio de la capitanía general de Guatemala, gobernada en estos tiempos por el jefe de escuadra D. José Bustamante y Guerra, el antiguo comandante de la corbeta Atrevida, por mantenerse pacífico y tranquilo, excepcionalmente, y fijar la atención en el virreinato de Nueva España, vasto escenario que ofreció la particularidad de ser eclesiásticos los que alzaron la bandera de insurrección y los que la guiaron por senderos de ferocidad inaudita.

Cura titular del pueblo de Dolores era D. Miguel Hidalgo, caudillo de la rebelión, triunfante en Guanajuato por el mes de Septiembre de 1810, y extendida con rapidez, por adherencia de las milicias de á pie y de á caballo, á la masa del pueblo, tan considerable y exaltada, que con posesionarse de la capital acabara muy pronto de arrollar al elemento español, diseminado y no apercibido contra el peligro. Nada menos de 80.000 hombres condujo el general presbítero al ataque; muchos de ellos, en verdad, indios de tropel allegados por el atractivo del saqueo, mas no pocos eran de los organizados en batallones y escuadrones de antiguo, mientras que los preparados en la ciudad para hacerles frente no pasaban de 1.200 de todas armas 2, mandados por el teniente coronel D. Torcuato Trujillo, y sin otros oficiales europeos que el

1 Gaceta de la Regencia de 1.o de Enero de 1814.

2 Don Francisco de Paula Arrangoiz los reduce á 800 en su obra Mėjico desde 1808 hasta 1867. Relación de los principales acontecimientos politicos.....

capitán de dragones D. Antonio Bringas, el teniente de navío D. Juan Bautista Ustáriz, que se encargó de dos cañones, y el de infantería D. Agustín Iturbide, de futura notoriedad.

Dióse la batalla en el monte de las Cruces el 30 de Octubre, con algún parecido á las de Hernán Cortés en punto á la proporción de 1 á 80 en que estaban los combatientes, y también en el destrozo hecho por la artillería, que todo el día contuvo el avance de los insurgentes, no sin que los realistas perdieran la tercera parte de su número; razón por la que se retiraron durante la noche á un punto distante dos leguas de la capital, donde recibieron refuerzo y pudieron hacer obras de defensa.

Hidalgo cantó victoria; se detuvo, sin embargo, esparciendo á su gente, con lo que ofreció al virrey D. Francisco Javier Venegas ocasión para llamar á un regimiento estacionado en la Puebla de los Angeles y á las dotaciones de los buques de guerra surtos en Veracruz, las cuales condujo á marchas forzadas el capitán de navío D. Rosendo Porlier, comandante de la fragata Atocha, en la que el Virrey llegó de España. Méjico se salvó del conflicto, ganando en realidad la batalla sus defensores 1.

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Empero la situación no mejoró gran cosa, sublevado el país en todas sus provincias y difundido el espíritu de independencia por todas las clases. El ejército armado de que disponía la rebelión pasaba de 100.000 hombres, dirigido en las regiones del Norte por Hidalgo; organizado en las del Sur por otro presbítero, lugarteniente suyo, D. José María Morelos, cura de Caráguaro. Un tercer eclesiástico, de los que habían trocado la estola por la banda de los generales, D. José María Mercado, puso cerco á la ciudad de San Blas, en la costa del Pacífico, y la rindió el 28 de Noviembre por capitulación, no quedando el gobernador, teniente de navío D. José de Lavayen, en el buen concepto merecido por sus compañeros de cuerpo en la campaña, pues encontrándose

1 En este concepto mandó acuñar el Ayuntamiento y comercio de Veracruz una medalla de plata muy hermosa que conmemorase el hecho.

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la plaza en buen estado, con la mar abierta, por donde daban auxilio los bergantines de guerra Activo y San Carlos 1 y la goleta San Luis Gonzaga, se dejó intimidar por el número de los insurgentes, dando crédito á los exagerados informes del alférez de fragata D. Agustín Bocalan, que había salido á reconocerlos, y perjuicio á la causa con la pérdida de la posición y de la artillería, hasta el año siguiente, en que se recuperó, con muerte del cura.

A fuerza de marchas y encuentros pudo restaurarse el orden en Nueva Galicia, con golpes felices, cayendo Hidalgo y algunos más de los jefes principales, con el considerable despojo que se llevaban en retirada hacia los Estados Unidos. En cambio se encendió la guerra en las provincias del Sur, y fué incomunicada Veracruz, que era el puerto por donde llegaban á la capital los principales recursos. Se hizo necesario que la gente de los buques de guerra guarneciera á la plaza y al castillo de San Juan de Ulúa, amén de atender al crucero de la costa desde Tampico al Misisipí, por haberse declarado independientes los colonos de la Florida Occidental 2. Mantuvieron también al puerto y río de Alvarado, defendiéndolo contra las acometidas de los rebeldes con lanchas, faluchos y escaso personal 3, hasta la llegada sucesiva, en 1812, de los navíos San Pedro Alcántara, Miño, Algeciras, Asia, conduciendo al regimiento de Castilla, batallones de Asturias, Lobera, Zamora y compañías de artillería, fuerzas con las que varió el aspecto de la campaña, batallando sin cesar y con varia fortuna contra tantos enemigos.

Todavía en el curso del año 1813 fué tremenda la lucha: Morelos sitió á la plaza de Acapulco, y llegó á tomarla al cabo de cerca de siete meses el 18 de Agosto; mas en este tiempo

'Los mandaban D. Antonio Cuartara y D. Jacobo Murfi.

* En Baton Rouge, á 26 de Septiembre de 1810, hicieron la proclamación, no habiendo entre las firmas una sola de hispano-americano; todas eran de colonos sajones.

5 Parte de D. Fernando Bustillo, comandante del navío San Pedro Alcántara, trasladando el del Gobernador de Veracruz, en que encarece los servicios prestados por los oficiales de la Armada, singularmente por D. Juan Bautista Topete, comandante de la goleta Carmen.

que estuvo ocupado, se destruyeron muchas de las partidas que hormigueaban por el país, se puso á raya á los angloamericanos protectores del movimiento y apoderados de Nacogches y de Movila '. La fortuna mostró al virrey nuevo D. Félix Calleja rostro menos contrario que al antecesor en la campaña que dirigía, como quien la había hecho en lo peor de las circunstancias; una y otra vez fué derrotado Morelos; muerto Matamoros (también cura), desconcertados los demás jefes por las armas ó por las disensiones y rivalidades entre sí, descendiendo el auge de la rebelión por los pasos que sirvieron á su crecimiento. Se recobró Acapulco; se restablecieron las comunicaciones; se reanimó el espíritu de los españoles, abatido con las anteriores desgracias, arrimándose á su partido los que estaban á la mira del juego de los

sucesos.

La Marina española brilló en la guerra sangrienta de los cinco años fuera de su elemento, cubriendo la falta que se hacía sentir de jefes y oficiales del Ejército al poner el Virrey sobre las armas á más de 80.000 hombres indisciplinados. Mandóle, al efecto, 15 de la Armada el Comandante general del apostadero de la Habana, y todos se distinguieron, lo mismo que los de la estación de Veracruz, de que queda hecho mérito. El capitán de navio D. Rosendo Porlier, á la cabeza de la columna formada con la dotación de su fragata Atocha, realizó prodigios, ganando la batalla de Zapotlán y otras en que deshizo á las fuerzas de Morelos; el capitán de fragata D. Ciriaco del Llano, ó Llanos, venció en seis acciones reñidas, corriendo por terreno de 180 leguas tras de los rebeldes; D. Gonzalo de Ulloa defendió al puerto de Alvarado contra fuerzas diez veces mayores de las que tenía á las órdenes; los tenientes de fragata D. Bartolomé Argüelles y D. Rafael Casasola llevaron á cabo acciones calificadas de heroicas; D. José Ruiz de Cárdenas, D. Miguel Soto y uno de los Michelenas dieron la vida en aras de la patria, peleando denodadamente. Ellos sirvieron como jefes de divi

1 Archivo del Ministerio de Marina. Expediciones de Indias, 1813, 29 de Julio.

sión, como artilleros, como ingenieros, como gobernadores de castillos ó plazas, haciéndose dignos de la confianza depositada, empezando por el brigadier D. José de Quevedo, en cuyas manos se puso la ciudad de Veracruz, puerta del virreinato. El pundonor de que blasonaban se acreditó con hecho que citan los historiadores de la revolución, y que repetiré, contribuyendo á la notoriedad.

Nombrado el capitán de fragata D. Manuel de Céspedes para tomar el mando de una columna, fué detenido en el camino y llevado á presencia de D. Ramón Rayón, general insurgente seglar, antiguo conocido. Instóle á tomar el partido de la independencia con razones de afecto, á las que contestó el prisionero ':

-Señor D. Ramón, la Marina Real de España no se avergonzará jamás de ver mi nombre en la lista de sus oficiales.

-Está bien-repuso el jefe republicano, contrariado.-Si yo hubiera caído en poder de usted, ¿qué hubiera hecho conmigo? -Fusilarle inmediatamente, por traidor.

-Eso haré yo-dijo, tomando parte en la conversación, el licenciado Ignacio, hermano de Ramón Rayón, fautor y cabeza de la Junta de Zitácuaro 2.

Algo pudiera anotarse en sentido contrario, lo mismo en las revueltas de Nueva España, de mención presente, que en las de otras partes de América. El teniente de navio D. José Alvarez de Toledo, natural de Santo Domingo y diputado que había sido por su isla en las Cortes de Cádiz, por ejemplo, pasó al campo de la rebelión, simpatizando con sus ideales si no con los procederes de aquella turba de guerrilleros clérigos, criollos indios, mestizos y mulatos, siendo de los que contribuyeron al armamento de corsarios- norteamericanos con bandera insurgente, los cuales, mientras los buques de la Armada estacionaban en Veracruz sin gente, hicieron sobre 50 presas en la costa de Campeche.

1 Arrangoiz, Mėjico desde 1808 hasta 1867.

2 El general Riva Palacio ha transcrito la declaración de esta Junta, fecha á 20 de Noviembre de 1811, tratando de justificar el fusilamiento de Céspedes como ejemplar necesario.

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