Imagens das páginas
PDF
ePub

decreto de la junta central habia sido desechado en Cadiz. Lo que prueba que el tal decreto merecia la aprobacion de los Españoles mas adictos á las antiguas leyes de su pais. Estas representaciones fueron estendidas por el señor marques de Mataflorida.

(18) Era absolutamente igual la composicion de las antiguas cortes de España y la de los estados generales de Francia. En Francia y en España, el clero, la nobleza y los comunes deliberaban separadamente : de este modo cada orden defendia sus derechos; y siendo necesaria la unanimidad de los tres órdenes para producir una resolucion de las cortes ó de los estados, se hacia imposible toda revolucion. Esta division del poder legislativo es el principio de todos los gobiernos formados en Europa por las naciones germánicas, que en el quinto siglo invadieron el imperio romano. « Los gefes, dice Tácito, en su descripcion de la Germania, arreglan por sí solos los negocios de poca importancia; los demas se tratan en la asamblea general; pero en tales términos, que, en los asuntos mayores cuya decision pertenece á la asamblea general, la discusion está reservada á los gefes. * Montesquieu citando este paso, dice El que quiera leer la obra admirable de Tácito sobre las costumbres de los germanos, verá que los ingleses han tomado de ellos la idea de su gobierno político : este hermoso sistema tuvo su origen en las selvas. »

Uno de los mejores traductores de Homero ha descubierto en aquel pocta el nismo gobierno que Montesquieu encontró en Tácito. Este se ve todavía mas claramente en el hermoso libro sobre las costumbres de los pueblos antiguos de Grecia, que Tucidides colocó al principio de su historia. Un padre de familia que consulta sobre los negocios ordinarios á sus hijos mayores, y trata de los asuntos graves, primeramente con toda su familia, luego separadamente con sus hijos mayores, es un gobierno enteramente conforme á la naturaleza.

El despotismo de los emperadores romanos habia borrado en todas partes este gobierno paternal. Los Germanos lo establecieron de nuevo en casi toda Europa, y luego se perfeccionó con el influjo de la religion cristiana.

El mecanismo rigido de los tres poderes, cual se ha visto por primera vez en Inglaterra, solo fue establecido en aquel pais despues de las guerras civiles del siglo trece, por el auto llamado la gran carta.

*

De minoribus rebus principes consultant, de majoribus omnes : it a tamen ut quorum penes plebem arbitrium, est apud principes pertraclentur.

K

Cuando S. Luis, rodeado de su parlamento, falló en Amiens sobre las diferencias que el rey y el parlamento de Inglaterra habian sometido á nuestro santo monarca, sobre la ejecucion de aquella tan célebre carta, ¿tendria acaso el parlamento de Francia envidia alguna al de Inglaterra? No por otro motivo han tenido nuestros vecinos, antes que nosotros una constitucion escrita, sino porque han tenido reyes tiranos y débiles. En Francia, han formado por muchos siglos nuestra constítucion usual, el amor mutuo del rey y de los vasallos, y là certeza de la sucesion á la corona en una familia cuyo interes era el del reino. Nuestras desgracias nos han obligado tambien á escribir nuestras leyes políticas: nuestro deber es conservarlas y hacer de ellas una aplicacion justa.

P. D. Desde la primera publicacion de este escrito, he tenido noticia de una obra titulada: Teoria de las cortes, ó sea Historia de los grandes congresos nacionales de Castilla y de Leon, por Don Francisco Martinez Marina (diputado en las cortes actuales ). Este docto escritor hace conocer muy bien los antiguos fueros políticos de España. Y con todo su libro no deja de contener la condenacion mas completa de la constitucion de Cadiz. Estos antiguos fueros políticos estaban confiados á la custodia de los tres estamentos, deliberando estos cada uno de por sí; asi es que, en una larga serie de siglos, la historia de España no hace memoria de haber padecido el menor menoscabo ni la religion, ni la autoridad real, ni las propiedades particulares. Pero el congreso llamado constituyente de Cadiz, en el año de 1812, á la par de la asamblea llamada constituyente de Francia en 1789, no siendo contenidas por el veto del clero y de la nobleza, conforme á aquella antigua constitucion que conservó á todos los estados de Europa durante quince siglos *, ha debido resultar igual trastorno en las dos naciones. Verdad es (dice M. de Bonald, hablando de la revolucion de 1789, en su escelente escrito sobre la última obra de madama de Estal) • Verdad es que una vez confundidos los tres órde»nes del estado en una misma asamblea y en un mismo >> voto, era inevitable la revolucion, por esta muy buena >> razon que ya estaba hecha, y que estaba destruida la > antigua constitucion. »

[ocr errors]

* Aun en Inglaterra duró por muchos siglos el deliberar la nobleza separadamente del clero, estos dos órdenes teniendo unos mismos intereses políticos se reunieron despues y deliberaron juntos; pero todos los obispos, y hasta la reformacion todos los abades tuvieron entrada en la cámara alta. Si, bajo Hensique VIII, el clero hubiera formado un orden separado, tal vez hubiera lo. grado Juan Fischer, obispo de Rochester, reunir á sus hermanos en la defensa de la fé antigua; hubieran podido á lo menos retardar la última decision del rey por una resistencia legal, y poner asi un obstáculo á la precipitacion que fue la última causa del cisma de Inglaterra.

(19) Nuestro Henrique IV tenia á estos preceptores de la juventud una estimacion igual á la que hoy dia les profesan todos los realistas españoles. En 1602 escribia al cardenal de Ossat.* «He propuesto la union de cierto priorato situado » junto á mi casa de la Fleche á un colegio que deseo fundar en aquel sitio, en el que pienso colocar á los jesuitas, pues » los tengo por mas hábiles y mas capaces que los demas maestros » para la instruccion de la juventud ». En este colegio de la Fleche quizo Henrique IV que fuese depositado su corazon.

[ocr errors]

Durante el reinado de este príncipe doblóse en Francia el número de los colegios de jesuitas, y en el último año de su vida, mandó á la América septentrional aquellos mismos misioneros que los reyes de España y Portugal quitaron, 150 años despues, á los desgraciados Indios de la América meridional.

Los filósofos destruyeron en el siglo pasado esta sociedad de predicadores evangélicos, los revolucionarios criados en la misma escuela no cesan de atacarlos hoy día con el mayor encono, y con esto dan un nuevo realce á la escelencia de aquel instituto. Bien claramente se conoce, por sus discursos y por sus escritos, que un filósofo revolucionario mataria con aun mas satisfaccion á un jesuita que á un rey.

?

(20) Se ha observado. que los periódicos revolucionarios pintaban con la mayor viveza y muy repetidas veces, todas las relaciones de las atrocidades que cometian los Canibales de España. A primera vista parecia estraña esta ingenuidad y ha sido necesario reflexionar para conocer sús designios. Los revolucionarios de Francia querian amedrentar á los realistas franceses enseñándoles la suerte que les esperaba, si se atrevian á hacer la guerra á la revolucion. Se han publicado reflexiones muy notables sobre este particular. Este artículo viene firmado de un jóven, pero se conoce muy bien que acaba de conferenciar con un hombre que ha visto toda la revolucion, y la ha combatido con la mayor constancia é igual talento.

«Es tan viva y tan profunda la impresion que en Francia ha dejado la revolucion en todos los ánimos, que ahora mismo, bajo el dominio del príncipe legitimo, ha podido conservar, por el terror de los recuerdos cierto imperio sobre la opinion. Los pueblos han temblado tanto tiempo delante sus horrendos tribunales, que la memoria de sus excesos ame drenta aun de cuando en cuando las conciencias mas puras. Sobrecogen los ánimos algunas veces ciertos movimientos de *Lettres du cardinal d'Ossat. T. 5 2.e, p. p. 26.

terror como si dependiese aun nuestra suerte de aquellos decretos, y que el hombre de bien fuera obligado, para probar su inocencia y escapar del suplicio, á esconder sus virtudes, y disimular lo que hizo por su rey.

«Este terror revolucionario influye pues principalmente sobre el gobierno. Tanto se ha repetido que los reyes son los mandatarios del pueblo, y la rebelion ha puesto tantas veces en accion este principio , que los gobernantes han llegado casi á dudar de su poder y de su legitimidad. Al paso que no quieren ser vasallos de la revolucion

9

9 parece que la reconocen cierto dominio sujetándose voluntaria→ mente á sus censuras, y poniéndose bajo su vigilancia inmediata. ¿Cuantas veces, de siete años á esta parte, hemos visto al ministerio temiéndola cuando debia hacerla temblar, y enredándose en sus cadenas cuando podia sujetarla. »

Un congreso nunca recibirá la impresion de este terror, Cuando, el dia de la expulsion de M. Manuel, el general Demarçay amenazó al presidente de la cámara con el dia de la justicia, la cámara contestó riéndose de él. Una junta de hombres graves, que han merecido la confianza de sus conciudadanos, conoce muy bien que los revolucionarios no son temibles sino cuando se les pone la victoria en las manos. Y esta ventaja puede dársela un ministerio, pero jamas se la dará el cuerpo de los diputados de una nacion.

(21) Se ve en las confesiones de J. J. Rousseau, que M. de Malesherbes, director de la librería, hizo estampar en Francia el Emilio y la nueva Eloysa, y que favoreció la circulacion del Contrato social.

(22) Permitaseme el decir que tengo el honor de ser amigo de dos magistrados miembros de esta junta provisional. En las largas conversaciones que he tenido con estos apreciables españoles, he conocido el caracter grande y las virtudes de la nacion española. A mas de habiéndome interesado como que todos los realistas franceses por los realistas españoles, he tenido personalmente para ello un motivo mas particular y mas sagrado. Un hermano mio adoptó la España por su patria cuando nuestra revolucion, y desde aquel pais hospitalario, pasó á mejor vida. Espresó su agradecimiento á la nacion española en unas cartas que M. de Chateaubriand ha tenido á bien insertar en los apéndices del Genio del cristianismo. Despues de haber recorrido la mayor parte de la España escribia á su familia: « . . No creo haber viajado en » mi vida con mas confianza ni con mas gusto: he encontrado

[ocr errors]
[ocr errors]

» en todas partes gentes honradas, buenas y caritativas..
Aprecio en estremo este pueblo que se aprecia á sí mismo,
que no sale à servir las demas naciones, y que conserva
> un caracter original.
¡Cuanta gente de bien! no
» seria aqui menor que en Francia el número de los mártires,
> si fuera posible en este pais atacar la religion. Dudo que
» lo intenten por ahora. . . » Esta carta fue escrita en
1799. Nueve años despues, Bonaparte introdujo la impiedad
en España con sus ejércitos, y ahora las cortes hacen alli
muchos mártires.

(23) La providoncia permitió que la Convencion hiciese honor (aunque involuntariamente) á los sentimientos de la Francia, no queriendo admitir la apelacion al pueblo.

(24) He oido del general Quesada una prueba de esta opinion de la España, que nada deja que contestar. Si este general se ha sostenido durante ocho meses en Viscaya y en Navarra; si con solos 1,500 hombres ha podido atravesar todo Aragon, haciendo una marcha de mas de 60 leguas, desde Urgel á Yrati, sin la menor pérdida, fue porque los pueblos estaban á favor suyo. No se puede esplicar de otro modo que Merino haya conservado siempre partidas de infantería y eaballería armadas, desde la época del cautiverio del rey en marzo de 1820; que Závala se sostenga en Viscaya desde tanto tiempo; que Bessieres ocupe Mequinenza sobre el Ebro desde nueve meses, las marchas de este general al rededor de Madrid, las victorias de Ulman amigo intrépido y fiel del general Elio, y otros muchos gefes realistas españoles, nos dan hoy dia iguales pruebas de esta verdad.

(25) San Fernando, hijo del rey de Leon, era primo hermano de san Luis, por su madre Berenguera de Castilla hermana de Blanca de Castilla, madre de san Luis.

Mientras que san Luis atacaba á los enemigos del nombre cristiano en el Levante, san Fernando combatíalos en la peninsula ; reunió el reino de Sevilla á los de Castilla y Leon y se apoderó de Cadiz. Asi como san Luis fue el legislador de la Francia con sus leyes llamadas établissemens, san Fernando dió otra compilacion de leyes llamadas las partidas, por las que hasta ahora se ha gobernado la España. Los dos reyes protegieron igualmente las letras, y san Fernando fundó là universidad de Salamanca.

Las casas reales de Francia y España descienden de san Fernando por la reina Juana, hija de Isabel de Castilla y de. Fernando rey de Aragon, madre de Carlos V, y por Marią. Teresa de Austria muger de Luis XIV,

K 5

OLIVART.

« AnteriorContinuar »